¿Qué es lo que ha pasado?

Ha sido una semana intensa. La resaca electoral de las elecciones asturianas y andaluzas ha dado paso a una jornada de huelga general que, más allá del habitual baile de cifras entre sindicatos y patronal, ha sacado a miles de personas a la calle. Durante estos días, hemos escuchado opiniones para todos los gustos en relación con el resultado del Partido Popular en Andalucía y la soberana metedura de pata de Francisco Álvarez Cascos en Asturias, que ha vuelto a convertir al PSOE en la fuerza política más votada en esa Comunidad Autónoma.

El pasado 20 de noviembre, el partido liderado por Mariano Rajoy le dio un baño antológico a su principal rival político, pero en poco más de cuatro meses, los populares se han dejado casi medio millón de votos en Andalucía y la mitad de los apoyos conseguidos en Asturias en los comicios generales. Algunos se preguntan qué ha pasado. La cuestión tiene especial relevancia en Galicia, y por extensión en Lugo, donde las elecciones autonómicas están a tiro de piedra. En todo caso, la respuesta no parece sencilla. Los motivos cambian en función de la persona que opina y, seguramente, todos y ninguno tienen razón.

Acertar con el diagnóstico puede ser fundamental para los que se jugarán las castañas en la partida autonómica. Entre otras cuestiones, se trata de calibrar el impacto que han tenido los recortes del Gobierno y su agresiva reforma laboral en el estado de opinión de la sociedad. El diplomático, filósofo, político y escritor florentino Nicolás Maquiavelo dejó dicho que «el que es elegido príncipe con el favor popular, debe conservar al pueblo como amigo». Puede que el sujeto fuese un poco retorcido, pero de lerdo tenía lo justo.

De hecho, con independencia de lo que ha sucedido en los comicios andaluces y asturianos, porque en cada territorio tenemos lo nuestro, parece evidente que la reforma laboral ha cabreado a un montón de gente. Las manifestaciones que hubo ayer en Lugo fueron de las más concurridas en los últimos años. Más allá de discusiones absurdas sobre porcentajes de participación en la huelga, esa implicación del personal parece un síntoma.

Sin duda, esta nueva situación le planteará un dilema a quien tiene que convocar los comicios gallegos. No parece fácil encontrar el camino recto hacia la meta electoral. Los socialistas todavía están echando Betadine en las heridas del último cónclave autonómico, mientras que una parte del nacionalismo se ha desperdigado y todavía no ha encontrado una casa común en la que reagruparse. Adelantar las elecciones podría coger al rival con el pie cambiado, pero a lo mejor tampoco es prudente obviar lo que ha sucedido en los últimos días. Al fin al cabo, se trata de una cuestión de crédito.

«Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor», decía Voltaire.

La limpieza de la muralla comenzó esta semana, pero de momento con pocos efectivos

Me gusta la reproducción que hace Sargadelos de la Muralla. Es una pieza de cerámica blanca con detalles en el clásico azulón que ya es marca de la casa. En todo caso, hecho de menos el verde en los lienzos. Le daría vida a las piezas y sería más fiel a la realidad. Por fin ha comenzado la limpieza del monumento, pero de momento con pocos efectivos.

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