Predicar con el ejemplo

A cuenta del cónclave para elegir al nuevo Papa han proliferado en los últimos días comentarios de lo más variopinto en las redes sociales. A través de Internet se ha difundido una viñeta de humor gráfico que utilizó la escenografía vaticana para realizar una ácida crítica al comportamiento de nuestros políticos. Dos cardenales hablan a las puertas de la Capilla Sixtina sobre la elección del nuevo pontífice. En esa ilustración, uno de los purpurados le sugiere al otro que, después de la renuncia de Benedicto XVI, deberían votar por un candidato español. A fin de cuentas, aclara, en ese país «no dimite ni Dios». Mala leche y ojo clínico. Ironía descarnada para reírse y llorar al mismo tiempo por la miseria nacional.

Lo cierto es que el verbo dimitir todavía aparece en el diccionario de la Real Academia Española, la que ‘limpia, fija y da esplendor’. Lo he comprobado. Sin embargo, después de los espectáculos bochornosos a los que hemos asistido en fechas recientes, todo parece indicar que la clase política ha olvidado cómo se conjuga. Lo curioso es que esa amnesia sólo afecta a la primera persona de los tiempos verbales, porque la memoria regresa de forma milagrosa cuando se trata de pedir responsabilidades a los demás. Los dos grandes partidos se atizan de lo lindo. En vez de limpiar su propia casa, prefieren ensuciarle la cara al contrincante. Así, es más difícil distinguir a unos de otros.

La enésima enganchada se ha producido a cuenta de la moción de censura de Ponferrada. Los socialistas le arrebataron la alcaldía al PP gracias al apoyo de Ismael Álvarez, un tipo que fue condenado hace una década por acosar sexualmente a una concejala. Curiosamente, la edila tuvo que irse a vivir al extranjero y el susodicho seguía hasta ahora en la corporación local. Para añadir pimienta a este disparate, la maniobra política coincidió con la celebración del Día de la Mujer. Manda truco.

El supuesto valedor de semejante chapuza, el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, sigue manteniendo su cabeza política sobre los hombros. Tan sonoro patinazo le ha servido a la ministra de Sanidad, Ana Mato, para defenderse esta semana en el Congreso de los que la acusaban de «ser favorecida con prebendas de corruptos». El calvario judicial de José Blanco también fue utilizado como parapeto ante las críticas por el caso Bárcenas. En esas andamos, con el ‘y tú más’. De tanto aferrarse a la poltrona a alguno le saldrán callos en las manos. Y en el alma.

El alcalde de Lugo dio la cara por los suyos. Negó que el secretario general de su partido esté «contra las cuerdas» por los sucedido en Ponferrada y otros incendios que tiene activos. Recordó que López y Rubalcaba asumieron su fallo, trataron de enmendarlo y pidieron disculpas, que es más de lo que han hecho otros. Nadie puede negarle su parte de razón, pero quizás haya llegado el momento de ofrecer algo más. No faltan motivos para exigir dimisiones en la casa del vecino, pero el movimiento se demuestra andando. Se trata de predicar con el ejemplo.

El proyecto para crear el Museo da Romanización parece papel mojado a causa de la crisis

El prometido Museo da Romanización parece no tener futuro, al menos inmediato. En tiempos de bonanza, ese proyecto anunciaba la creación de un importante centro cultural, a pocos metros de su Muralla. En época de vacas flacas, Cultura ni lo menciona. Da la impresión de que es papel mojado. Y San Fernando sigue deteriorándose.

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