Pallozas con el techo de paja impecable; el castillo de Herodes, el molino y la casa tradicional con sus muros de piedra recién colocada impecables; el viejo puente sobre el Miño como si lo acabaran de construir los romanos, y hasta una logradísima sección de la muralla —con su Mosqueira y todo— que luce mucho mejor aspecto que la de verdad. Es como si el Plan E del Gobierno hubiera incluido entre sus obras de restauración el belén que desde hace unos días luce en la entrada del IES Politécnico de Lugo.
Pero no, desgraciadamente no hubo subvención. Todo el trabajo corrió por cuenta de José Varela y Eduardo López Cal, ambos profesores de la rama de metal del centro hasta que el primero se jubiló este año. Sin embargo, la jubilación no le ha impedido seguir aportando su trabajo al centro educativo, en esta ocasión a través de una faceta que cultiva desde hace tiempo: las maquetas.
Y es que fue José Varela, hace ya 18 años, quien se encargó de realizar el belén original que ahora ha sido restaurado. Sin embargo, hacía ya más de una década que no se montaba, hasta que ahora, con la ayuda de López Cal, se decidieron a recomponerlo. El resultado es un nacimiento de dos metros y medio por dos metros y medio al que otros trabajadores del centro han ido aportando su granito de arena. Por ejemplo, los alumnos de la profesora de infantil Carmen Barro realizaron con plastilina algunas figuras y la comida que se ve en las mesas del belén y hasta los pequeños panecillos son de verdad.
No obstante, el trabajo más delicado fue el realizado por José Varela, ya que cada uno de las casas del belén y la muralla están realizadas piedra a piedra hasta sus más mínimos detalles, piedras que ha tallado él mismo a mano. Él, sin embargo, es refractario a la alabanza de sus compañeros y de la directora del centro, Mónica Ramos. "Esto lo hace cualquiera", afirma Varela, "todo es ponerse e ir piedrita a piedrita".
Begonte
Piedrita a piedrita, por ejemplo, es como hizo todas las construcciones a escala que se pueden ver en ya famoso belén de Begonte, que también debe a este hombre buena parte de su popularidad. Una labor, de todas formas, de mucho más empaque que la del Politécnico, ya que "este belén lo restauramos en una tarde. Nos costó más montarlo que restaurarlo, porque aunque estaba deteriorado se habían conservado todas las piezas".
Sea como fuere, el caso es que el centro exhibe orgulloso este nacimiento, al que no paran de hacerle aportaciones. Este lunes, por ejemplo, un caganer, figura típica de la Navidad en Cataluña.
"A los alumnos les gusta mucho el belén", explica la ilusionada directora, Mónica Ramos, "y no hacen gamberradas con él. El primer día se llevaron un cerdito, pero desde entonces no han tocado nada".