Pilar Román: ''No veo ventajas en que los médicos tengan una plaza para toda la vida''

Pilar Román, en el Hula. Foto: PEPE ÁLVEZ
photo_camera Pilar Román, en el Hula. Foto: PEPE ÁLVEZ

Aunque desde la sociedad científica se dedica a otras batallas, como trabajadora de la sanidad pública aspira a disponer de herramientas propias de la gestión privada. Entre otras, la posibilidad de despedir.

Esta internista, jefa de servicio en el hospital de Requena (Valencia), lleva siete meses al frente de la sociedad científica que agrupa a los profesionales de su especialidad. Está convencida del papel clave que tendrán en el abordaje del paciente crónico y, por tanto, de su contribución a una nueva forma de hacer medicina. Confía además en que la sanidad pública gane en eficiencia asumiendo herramientas de gestión de la privada, pero deja muy claro que es una opinión puramente personal, al margen de su papel de presidenta de la Semi.

Con una creciente presencia del paciente crónico y pluripatológico ¿es el internista el médico del futuro?

No me cabe la menor duda. El médico del futuro es el médico de Primaria, el del presente ya. Pero es cierto que ese tipo de paciente, que es crónico, que tiene varias enfermedades, que se descompensa y que está ingresando continuamente en los hospitales precisa de una experiencia clínica notable. Es muy difícil llevar a ese tipo de pacientes y ese es el valor que nosotros podemos añadir. Somos los especialistas generalistas idóneos para ese tipo de pacientes.

Ha participado en la elaboración de la estrategia nacional de crónicos ¿por dónde irán los tiros?

Pues por ahí, precisamente; por la necesidad imperiosa de que todos los profesionales de la salud, comunidad y pacientes cambiemos de actitud. Por una parte, los pacientes tienen que ser activos en su enfermedad y conocerla, saber cuáles son las señales de alarma y consultar o actuar ante ellas. Por otro, debemos cambiar la manera de hacer medicina porque todo el sistema sanitario está concebido desde hace 50 años para enfermedades agudas y no para crónicas. El médico de cabecera tiene los mismos seis minutos para ver un resfriado que para un paciente crónico descompensado, que es complejísimo. Y nosotros estamos en el hospital, en nuestra torre de marfil, esperando que el crónico se descompense para tratar esa descompensación. Después, se va de alta y adiós, muy buenas, hasta la próxima. Eso no puede ser. Tenemos que hacer equipos con enfermería,

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