Piden 20 años y medio a un camarero por violar y maltratar a su ex novia

Veinte años y medio de prisión son los que pide el fiscal a A. V. C., un camarero de 23 años, que fue juzgado este miércoles en la Audiencia Provincial de Lugo acusado de un supuesto delito de agresión sexual, otro de violencia habitual en el ámbito familiar, otro de lesiones y cuatro más de lesiones en el ámbito familiar. La acusación particular, ejercida por la víctima, su ex novia, eleva la solicitud de pena a cinco años más, sumando un total de veinticinco y medio.

El juicio comenzó a las diez de la mañana y terminó sobre las siete y media de la tarde, después de que por el estrado pasaran un gran número de testigos. A.V. negó todos los hechos de los que se le acusa entre los que supuestamente hay, además de una violación, un forcejeo con hematomas, quemaduras de cigarrillo y un arañazo provocado por una navaja. La víctima refirió que, precisamente, el acusado le había puesto una navaja al cuello cuando cometió la violación, que tuvo lugar en una zona ajardinada junto a la facultad de Biología de Santiago, en octubre de 2007.

"Dejaba el coche aparcado y él apareció por detrás. Me agarró, enfrente de Ingeniería Química, y me llevó a un sitio, empujándome. Me quitó una de las perneras del pantalón y se puso preservativo. También me puso la navaja al cuello", afirmó la joven.

El acusado negó que hubiese ido ese día a Santiago, alegando que trabajaba. Afirmó que nunca llevaba navaja y negó que hubiese desnudado y penetrado vaginalmente a su ex novia.
La mujer también lo acusó de causarle unos hematomas en los brazos golpeándola contra una pared en una discusión que se produjo en el bar donde trabajaba A.V., en junio de 2006.

La víctima refirió también, en el juicio, que había sido quemada, en dos ocasiones, con un cigarrillo por su ex pareja en la mano y en la cara, entre diciembre de 2007 y enero de 2008. Esto también fue negado por el acusado, al igual que la hubiera intimidado con una navaja en su coche de viaje a Santiago en el que, según el fiscal, se metió A.V.o entrando por la puerta del copiloto al hacer ella un stop. El procesado desmintió, además, que le hubiese provocado un rasguño con el arma blanca.

A.V. afirmó de su ex novia que "no era estable mentalmente" y achacó estas acusaciones a "una represalia" y a que "quería hacerme daño", entre otras cosas, porque "la última vez que nos vimos, en el Fin de Año de 2007, estaba con mi nueva pareja y no me devolvió el saludo", dijo.

El acusado manifestó también que su ex pareja era "posesiva y celosa". Añadió que "era violenta y me agredió muchas veces".

Por estos hechos, A.V. estuvo en prisión provisional desde el 12 de abril hasta el 8 de mayo de 2008. En esa fecha fue dictada una orden de prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima así como de acudir a Santiago, donde estudia la joven.

La mujer, que sufrió estrés postraumático y síntomas ansioso-depresivos durante un año, negó que hubiese agredido alguna vez a su ex novio y afirmó, por otra parte, que sentía miedo de A.V.

La víctima se negó, en principio, a denunciar estos hechos y desistía de las citaciones judiciales. Sin embargo, las diligencias siguieron adelante tras ser presionada por sus padres.

"Por su propia iniciativa, jamás denunciaría pero, al final, vio que su seguridad dependía de firmar esa denuncia porque ella tiene miedo de este señor. Ahora tendrá que vivir con episodios terribles y un sentimiento de culpabilidad pensando en cómo no le funcionaron los chivatos a tiempo", expresó la madre de la víctima en el juicio.

Psicólogos
La joven fue también sometida a un estudio pericial psicológico, realizado por la USC y solicitado por el fiscal, en el que se determina, con metodología científica, la verosimilitud de una declaración testifical. Los dos psicólogos que realizaron este estudio coincidieron en concluir que era "altamente probable que los hechos sean ciertos". Incluso dijeron que el nivel de credibilidad, a tenor del estudio realizado, "fue máximo".

Precisamente, estas conclusiones, junto con otras apreciaciones, determinaron que el fiscal mantuviese su petición inicial de pena pese a que, en este caso, la única prueba de cargo contra A.V. era la declaración de la víctima. El Ministerio Público echó mano de la jurisprudencia del Tribunal Supremo para insistir en su calificación provisional basándose en que no existieron contradicciones entre los forenses y psicólogos, en que la víctima no tenía razón para perjudicar al acusado y en los efectos psicológicos que sufrió la joven.

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