''Estamos olvidados de la mano de Dios. Es una vergüenza'', afirma Manuel Anllo, que vive en O Cuco. En esta zona residencial, que se encuentra a unos ocho kilómetros de la capital lucense, sus más de medio centenar de vecinos sufren quebraderos de cabeza cada vez que llueve con ganas.
El parte de incidencias, que los residentes ya le hicieron llegar por escrito a las autoridades municipales en la primavera pasada sin éxito, se centra sobre todo en los accesos.
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