Parte de la colección del Museo pertenece al Prado y el Reina Sofía

El Museo Provincial cuenta con más de 100.000 piezas (fundamentalmente arqueología y pintura, aunque también escultura, grabados, cerámica, numimástica...), pero una parte son fondos prestados: por la Xunta, en el caso de la arqueología; por particulares, pero también por grandes pinacotecas, como el Museo del Prado y el Reina Sofia.
Los dos principales museos nacionales sustentan la sección de arte moderno y contemporáneo del museo lucense. El 75% de los cuadros expuestos son de su propiedad y muchos llevan en el centro «toda a vida», explica su directora, Aurelia Balseiro, que tiene muy claro que algún día pueden ser reclamados. Con todo, las probabilidades de que el Prado y el Reina Sofía reclamen los cuadros cedidos a Lugo son realmente remotas, incluso en el caso de las pinturas más importantes, como ‘El Mercado’, del gaditano José Cruz Herrera, con el que ganó la medalla de segunda clase de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924, y ‘La escuela de Doloriñas’, de la lucense Julia Minguillón, que obtuvo la primera medalla en la misma exposición y que es probablemente la pintura más valiosa que muestra actualmente el Museo Provincial.
Con todo, el riesgo de que esas piezas sean reclamadas siempre está ahí y es algo que los responsables del museo lucense tiene muy claro. «Se un museo tivera que depender dos depósitos amañado ía», afirma la directora, que asegura, no obstante, que el caso del conflicto con los herederos de Álvaro Gil —motivado porque el Museo interpreta que fue una donación y la familia dice que fue un depósito y dos instancias judiciales han avalado su teoría— es algo absolutamente excepcional.
La retirada de la colección es desde luego la peor mutilación a la que puede ser sometido el centro, especialmente por la parte de orfebrería, un conjunto único y de incalculable valor económico y artístico, aunque también por la pintura, ya que hay piezas muy importantes de, por ejemplo, Jesús Rodríguez Corredoira.
Balseiro asegura que no hay ningún otro depósito en el Museo cuya marcha pueda suponer una pérdida similar a la de la obra aportada por Álvaro Gil. Sostiene que el centro cuenta con suficientes fondos— tanto cuantitativa como cualitativamente— para exponer en el caso de una hipotética retirada de los depósitos y la calidad expositiva del Museo no se vería afectada, asegura.
Porque, además, Balseiro recalca que la mayor parte de los fondos del Museo son propios, ya que o bien le fueron donados o bien los adquirió.  Según el libro de registro del centro, entre 1934 (año de su fundación) y 1987, el 42% del material que entró fue por donación, el 45% por compras y el 8% por depósito. Las proporciones variaron significativamente desde 1987: las adquisiciones bajaron al 16% por el encarecimiento del arte y los depósitos crecieron hasta el 40% porque se legisló y a partir de 1991 todos los hallazgos arqueológicos de la provincia fueron parar al Museo, hasta 2005, cuando dejó de recibirlos por falta de espacio.
El Museo Provincial cuenta con más de 500 benefactores —cerró 2009 con 556, en concreto—, que en algunos casos aportaron una pieza pero en muchos otros donaron colecciones más o menos numerosas. Y la lista sigue creciendo, aunque en menor medida que en sus orígenes.

Arqueología y pintura, lo más valioso

Desde el Museo se transmite la idea de que una hipotética retirada masiva de depósitos no afectaría demasiado al centro porque existen muchos y valiosos fondos de reserva, pero es lo cierto es que la desaparición de algunas piezas supondría pérdidas importantes.
Es el caso de los vistosos mosaicos romanos de la planta baja o la estela funeraria de Crecente, probablemente la mejor de la Península, que en realidad son propiedad de la Xunta y que la lógica dice que ésta se los llevará al centro de la romanización que proyecta en el cuartel de San Fernando. Para la directora del Museo, «arqueoloxía é moito máis ca Roma e aquí temos dende a Prehistoria á Idade Media», explica.
Lo mismo sucede con la obra de algunos de los principales pintores lucenses. De los trece cuadros de Julia Minguillón, cinco están en préstamo, y de los dieciséis de Corredoira, siete están igualmente en depósito, aunque Balseiro explica que hay otros en resrva. No obstante, ciertamente la inmensa mayoría de la pintura gallega contemporánea es propia. 

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