Otra póliza de crédito

CADA DÍA, de forma machacona y persistente, nos llegan mensajes contradictorios sobre el estado de salud de este santo país. La oposición, en general, dice que está en coma profundo y sin ningún tipo de mejoría que nos haga pensar en una pronta reanimación. El Gobierno insiste en que el paciente, todavía grave, está empezando a dar claros síntomas de recuperación y podría despertar en breve. Todos se muestran convencidos, al menos ante la opinión pública, de los argumentos que utilizan para defender sus respectivos diagnósticos. Para añadir más confusión, las posturas de nuestros políticos son absolutamente monolíticas. Por parte del Ejecutivo, nadie se sale del redil. Estamos en el camino de la recuperación, y punto. El 2013 está dando sus últimos estertores y el año que viene sacaremos las patitas del lodo y volveremos a caminar por verdes prados. Quien piense lo contrario es un condenado aguafiestas. Un agorero, un cenizo, un malasombra o, simplemente, alguien que no se entera de la misa a medias.

Para convencer al personal, se tira de doctrina. Los mercados nos permiten financiarnos a tipos de interés más bajos, la canciller Merkel alaba el resultado de nuestros «esfuerzos» y la balanza exterior se está comportando razonablemente bien. La reconversión del sistema financiero empieza a despejar el panorama de las entidades financieras que han sobrevivido. Los extranjeros nos visitan más que nunca y volvemos a ser un bocado apetecible para los inversores foráneos. La «deuda soberana» ya no acapara las tertulias de sobremesa y la prima de riesgo, después de pasar por el reformatorio, parece que está más calmadita y ha terminado por convertirse en una chica casi decente. Recatada, incluso.

A pesar de todo ese argumentario de medicina interna, bien cocinado a fuego lento, los síntomas más evidentes dan otra idea, diferente, de la evolución del paciente. Son indicios de su estado de salud perceptibles a simple vista. El enfermo continúa postrado y tiene mala cara, todavía sin color en las mejillas y con la mirada perdida. Espera a que los fármacos hagan su efecto, pero aún está muy malito para levantarse de la cama. Además, sufre un cuadro depresivo que acentúa la sensación de pesimismo y malestar general.

En nuestra provincia siguen desapareciendo empresas. Otras pelean por sobrevivir. Son muy pocas las que pueden presumir de no haber padecido las consecuencias de esta recesión. Concursos de acreedores y expedientes de regulación de empleo se han convertido en el pan nuestro de cada día. Veintisiete mil lucenses no tienen trabajo. Casi la mitad de esos parados han agotado ya la prestación por desempleo y no perciben ningún tipo de ingreso. De todas formas, el coste de la vida no va a menos. Tampoco los impuestos. Prosiguen, en cambio, las rebajas en servicios públicos esenciales. Y a seguir tirando.

Por otra parte, el legislador ha hecho uso de su mayoría absolutísima para sacar adelante normas controvertidas, como mínimo, a ojos de una parte importante de la sociedad. Además, los escándalos provocados por la corrupción salpican mierda desde la diestra y la siniestra de nuestra política. Lo peor es que muy pocos parecen dispuestos a limpiarla. Casi todos prefieren lanzársela al rival a la cara. Si el olor persiste en casa, nada de desinfectar, se coloca un ambientador y a otra cosa. Una fragancia suficientemente empalagosa sirve para ocultar temporalmente el hedor y, con suerte, acaba por atrofiar la pituitaria de los ciudadanos. Con tanto estímulo, es probable que ya no ande muy fina a la hora de percibir ciertos matices.

Estamos a punto de terminar doce meses puñeteros. Para la mayoría de la gente, el año que vamos a dejar atrás ha sido casi tan cabrón y miserable como el anterior. La realidad es ‘pertinaz’ como la sequía del franquismo. Hacer pronósticos sobre lo que puede suceder en 2014 implica un acto de fe. Otra póliza de crédito para nuestros gobernantes que los ciudadanos tienen que avalar. O no.

Ahora que hablen los políticos

Los miembros de la plataforma que promueve la iniciativa legislativa en el Parlamento para que el Hula tenga los servicios pendientes presentarán hoy las firmas recogidas y mantendrán reuniones con todos los grupos políticos. 45.000 apoyos son muchos para obviarlos. En todo caso, la campaña no es un fin en sí mismo. Se trata de que el hospital cuente con Hemodinámica durante 24 horas al día, Radioterapia y Medicina Nuclear. La sociedad ha dicho ya lo que tenía que decir, ahora les toca hablar a los políticos. Y claro, si es posible.

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