Orozco, el alcalde tranquilo

Orozco sonríe ante las cámaras tras salir del juzgado en julio pasado (Foto: Pepe Tejero)
photo_camera Orozco sonríe ante las cámaras tras salir del juzgado en julio pasado (Foto: Pepe Tejero)

NO SE TRATA DE buscarle un parecido físico a José López Orozco con el personaje que John Wayne interpretó en la película ‘El hombre tranquilo’, pero, a medida que le van cayendo imputaciones y denuncias penales encima al alcalde lucense, da la impresión de que cada vez le resulta menos incómodo hablar de los asuntos judiciales, quizá por un ejercicio de contención ensayada largamente. Porque esa rudeza propia de un exboxeador como Sean Thornton que a veces le asalta a Orozco cuando se le pregunta por un pertinaz bache o una farola sin luz, está sin embargo desterrada cuando los periodistas le abordan para conocer su opinión sobre los graves delitos de los que le acusan en los juzgados.

«Non as fagas, non as temas» es el ‘trending topic’ que usa Orozco para resumir su defensa ante toda cuanta declaración judicial o crítica política sufre, una dinámica que usa además para tratar de sacarle hierro a otros sonados casos de actualidad que afectan a políticos de primera fila.

«Fun o primeiro en poñer a man no lume por Pepe Blanco», explicaba esta semana para comparar el calvario al que se vio sometido el exministro lucense por la operación Campeón con su propia experiencia en sus visitas a los despachos de las juezas de la Praza de Avilés.

Después de haber tenido que acudir a declarar por varias denuncias e imputaciones, el regidor, que está asesorado por dos afamados y caros abogados madrileños, ya sabe que el lobo no es tan fiero como lo pintan y que su paso por el arco de seguridad de los juzgados ya no es foto de primera.

Hace unos meses Orozco llegó a protagonizar un incidente con los fotógrafos que le esperaban a la puerta después de prestar declaración. Se negaba a salir hasta que no se marchasen, porque entendía que ya habían tomado suficientes instantáneas. Todo quedó en una anécdota y el regidor aprendió tan bien la lección de autocontrol que, en su último paso por los juzgados para ser interrogado como imputado por la instructora de la operación Pokemon, el alcalde mostró su mejor cara a la prensa y hasta escenificó un inusual aplomo cuando el portavoz de la asociación en defensa del parque Rosalía se encaró con él ante la puerta.

El regidor había solicitado él mismo esta comparecencia a pesar de que estaba bastante claro que la jueza le acabaría citando, dado que el principal imputado había sido su otrora lugarteniente Francisco Fernández Liñares. En su declaración trató de demostrar su honorabilidad con números, aportando los apuntes de sus cuentas bancarias desde que accedió a la alcaldía en 1999 y, una vez concluido el interrogatorio tampoco se inmutó cuando tuvo que acompañar a la comisión judicial hasta su despacho en la alcaldía para continuar con el volcado de su ordenador.

Y es que después de haber comprobado cómo la cuerda puede tensarse sin límite, parece lógico que el alcalde ya no se altere cuando se le pregunta por la posibilidad de que pueda figurar en una nueva lista de imputados, la que prepara la propia jueza Pilar de Lara en el caso de las torres de O Garañón. «Estou tranquilo, porque cando se actúa conforme a dereito non hai que temer as actuacións da Xustiza», dijo en una escueta declaración en la que ironizó sobre el hecho de que se tuviese que enterar por la prensa de estas actuaciones judiciales.

Castiñeira se pone guantes y pide que Orozco y Besteiro «paguen a desfeita»

Pero quien no esperó a conocer la lista de imputados para atarse los guantes y comenzar un nuevo asalto fue el popular Jaime Castiñeira, quien quizá espoleado por sus asesores se lanzó al ring para pedir sin disimulo que Orozco y José Ramón Gómez Besteiro «paguen a desfeita» de O Garañón. De hecho, el portavoz del PP aseguró que una sentencia que considerase culpables de prevaricación al alcalde y al exconcejal de urbanismo hoy convertido en líder del PSdeG sería la única forma de librar al Concello de la indemnización de 25,8 millones de euros que reclama el promotor de la obra.

Castiñeira, quien abrió así un peligroso debate sobre si los políticos deben responder con su patrimonio personal a las decisiones como cargos públicos, usó otro tópico, el de «quen as fai as paga», para plantear que los malos gestores sean penalizados por su incompetencia.

Claro que parece que a Orozco tampoco le desasosiegan las intervenciones del portavoz popular, por muy combativo que se quiera poner. La oposición más inquietante que parece tener ahora mismo en el Concello es la de parte de los sindicatos, dos de los cuales -CIG y CC.OO.- han acudido a la Fiscalía para denunciar una presunta prevaricación por parte del regidor en el pago de pluses, mientras que la central hermana, la UGT, anuncia que trasladará un informe al ministerio público sobre las irregularidades que ha detectado en la política de personal municipal.

Y por si fueran pocos los frentes judiciales, esta semana una asociación de empresarios del casco histórico también presentó un escrito ante el nuevo fiscal jefe, Juan José Begué, en el que le pide que investigue si hay una dejación de funciones a la hora de perseguir a los manteros, los cuales ya han comenzado a llegar a Lugo y se están repartiendo los puestos en esa Avenida de Senegal en que se convierte Ramón Ferreiro durante las patronales.

Begué Lezaun. nominado como árbitro de este combate de pesos pesados, ya sabía a qué plaza venía, aunque puede que se le acumule el chollo si continúa el reguero de denuncias. Eso sí, el fiscal las despacha con diligencia. La que presentó el gobierno local contra el PP por unas declaraciones sobre la empresa de la Ora la archivó el mismo día. No dio tiempo ni a que sonase la campana.

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