Nuestra despensa está llena

Ha llegado el calor. Se ha hecho esperar, pero esta primera semana de julio ha convertido a media Galicia en un cocedero de cristianos. Después de un invierno especialmente crudo y de una primavera pasada por agua, el verano se ha presentado de repente, sin avisar. Con los malos modos del que no llama a la puerta antes de entrar en casas ajenas. O todo o nada, o lo tomas o lo dejas. De la nevera nos ha pasado directamente a la parrilla, sin sazonar. A treinta grados, algunos norteños empezamos a padecer sofocos en el alma. El bochorno nos congestiona la razón. La envidia, que casi nunca es sana, nos nubla el discernimiento al acordarnos de los primeros que se han marchado de vacaciones. Los muy cabrones.

Aun así, esos sentimientos pasajeros son más fáciles de gestionar si pensamos en la fortuna que implica tener un empleo, mejor o peor, con los tiempos que corren. No tendría que ser así. El trabajo y el descanso son derechos que todos deberíamos disfrutar. Sin embargo, dadas las circunstancias, parece hasta frívolo hablar del asueto estival cuando mucha gente no puede llevar a casa un salario a final de mes. Todavía tenemos en Lugo a casi veinte mil personas en el paro. El desempleo ha bajado en un tres por ciento en junio, pero hemos sido la provincia gallega en la que menos ha descendido. Seguimos renqueando. Es una rebaja insignificante. Mucho más en un mes tradicionalmente propenso a las contrataciones.

Podríamos bebernos nuestras propias lágrimas, pero eso ni siquiera serviría para hidratarnos en estos días de calor. Tampoco para levantar cabeza. Va mejor para estos casos un poco de optimismo, aunque sea algo forzado. No todo marcha rematadamente mal. Entre las cenizas, hay gente que todavía sigue haciendo cosas. En este tiempo de zozobra, el sector agroalimentario está mostrando en la provincia un dinamismo que irradia cierta esperanza.

Hijos de Rivera anunció que producirá este año unos dos millones de litros de siete nuevas variedades de sidra, elaboradas con manzanas gallegas, en su fábrica de Chantada. También está en marcha un proyecto para elaborar una cerveza artesana con pasaporte lucense. Además, en la cata anual de los vinos de Galicia, celebrada recientemente, un tinto de la Ribeira Sacra se ha hecho con el premio al mejor caldo.

En los últimos días, hemos asistido al nacimiento de dos nuevos productos que son fruto del ingenio. Ambos han sido elaborados con el oro blanco que sale de nuestras vacas. Una industria de Castro ha sacado al mercado el primer queso en crema sin lactosa y una empresa familiar de Vilalba se atreverá a finales de este mes con el único queso azul que se elabora en Galicia. Entretanto, el presidente de la Xunta inauguraba el nuevo almacén robotizado de Lactalis Puleva en la capital chairega. Unas instalaciones que costaron la nadería de once millones de euros.

En su discurso, Feijóo recordaba la importancia de que un país cuide de su ‘despensa’, para evitar la dependencia de otros lugares en la producción de alimentos. La nuestra está llena de buenos productos. Y de grandes ideas.

Cultura hizo pruebas de iluminación en la muralla pero el adarve sigue a oscuras

Cultura inició en abril las pruebas para reponer la iluminación en el adarve de la muralla, pero de momento sigue a oscuras. En verano, con la subida de las temperaturas, podría ser agradable, para nativos y foráneos, darse un paseo de noche para disfrutar de otra perspectiva de la ciudad. Habrá que confiar en la luna llena para no partirse la crisma.

Comentarios