No hay enemigo pequeño

Emilio Bouza Santiago. EPL
photo_camera Emilio Bouza Santiago. EPL

EMILIO BOUZA SANTIAGO es catedrático y jefe de Microbiología del Gregorio Marañón

lidia con virus y bacterias desde hace décadas y conoce bien su peligrosidad. Emilio Bouza se formó en Madrid y Estados Unidos y ha desarrollado una carrera muy notable en el campo de las enfermedades infecciosas y la Microbiología Clínica. Fue fundador de las áreas de esta especialidad en los hospitales madrileños Ramón y Cajal y Gregorio Marañón, y en este último desempeña el cargo de jefe del servicio. Ha recibido numerosos reconocimientos en su campo pero, subraya, para él figuran entre los honores más destacados el haber obtenido la Medalla de Galicia en 2004 de manos de otro vilalbés, el recientemente desaparecido Manuel Fraga, que se la impuso por su contribución al conocimiento de las enfermedades infecciosas en España.

Emilio Bouza nació en la capital de la comarca chairega en marzo de 1947 y allí se crió hasta los siete años, cuando a su padre lo nombraron director de la sucursal del Banco de Coruña en Madrid, la primera -indica- que abría un banco gallego en la capital española. Allí continuó con sus estudios, pero los veranos seguían siendo vilalbeses. El apego a sus orígenes se mantiene férreo, asegura. Se está arreglando una casa en la villa y cuenta con orgullo que es miembro de la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega), «un colectivo muy activo en Madrid que mantiene una gran vinculación con Hispanoamérica», explica.

Los largos veranos chairegos se acabaron cuando empezó la carrera porque esos meses se convirtieron en una oportunidad para formarse en el extranjero. Emilio Bouza eligió Medicina porque el apasionaban las ciencias, pero no las exactas. Así que huyendo de las Matemáticas empezó a definir su futuro profesional. Su elección le gustó enseguida, reconoce, y desde entonces se aplicó con gran ahínco a su profesión.

Cuando terminó la carrera, en 1970, estaba «bastante despistado» sobre cuál sería su especialidad. Por aquel entonces acababa de echar a andar una «clínica muy moderna», el hospital Puerta del Hierro, que ofrecía la posibilidad de formación, y Emilio Bouza ganó una de las 24 plazas que ofrecía por concurso de méritos. Allí se formaría en Medicina Interna en los cinco años siguientes.

En 1975, se pregunta «qué no está hecho en España» y concluye que todo lo que tiene que ver con enfermedades infecciosas está poco desarrollado. En aquel entonces «había la idea de que estas enfermedades se adquirían en la calle, pero ya había pacientes con patologías adquiridas en centros de salud», así que consigue una de las prestigiosas becas Fullbright y se marcha al hospital de Los Ángeles, a especializarse en Enfermedades Infecciosas y Microbiología.

Al cabo de dos años, vuelve a su plaza de Puerta del Hierro, pero enseguida se inaugura el hospital Ramón y Cajal, que le ofrece la oportunidad de montar una unidad de Enfermedades Infecciosas «de corte americano, dedicada a los enfermos que adquirían infecciones como complicaciones a mayores de la patología que ya tenían, y no solo a los que las cogían en la calle». El estilo americano también se fue imponiendo en la composición del personal. «Es bienvenido todo el que quiera trabajar en el área, sin importar su especialidad», explica.

Su unidad fue ganando prestigio, y en 1984 le pidieron que concursara a la plaza de jefe de servicio del hospital Gregorio Marañón, un centro «del máximo nivel con 2.500 camas». Allí creó su segunda unidad de Enfermedades Infecciosas, de la que es director desde entonces.

El hospital está vinculado a la Universidad Complutense, donde Emilio Bouza desarrolla su labor docente, como catedrático de Microbiología. Se doctoró con una tesis sobre la «enfermedad del legionario», la tristemente famosa legionella. «Fui el primero en hablar de ella en España. Se descubrió por primera vez en Estados Unidos cuando yo estaba allí, en una convención de legionarios estadounidenses, de ahí el nombre», explica.

Su labor no termina ahí. Junto con el profesor Perea crean en 1982 la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y asume luego responsabilidades en la sociedad europea, que adoptó el nombre y modelo de la española, y fue director de su revista.

Emilio Bouza está orgulloso de la «infectología española, porque ha colocado a España en los primeros puestos en el mundo, aunque no ha sido fácil» y cree que su caso ilustra perfectamente la trayectoria de su generación. «Nuestros padres hicieron bastante con superar la guerra y darnos de comer. Nosotros vivimos con sentimiento de inferioridad y quisimos superarlo. Somos la generación que salió fuera y ayudó a cambiar el país», remarca.

INVESTIGACIÓN
«Estamos creando bacterias que apenas queda con qué tratarlas»

La historia de un país también se cuenta a través de sus enfermedades. Emilio Bouza trataba al principio de su carrera patologías, como la brucelosis o la fiebre tifoidea, que hoy están prácticamente erradicadas en España. Pero cada época tiene sus batallas, y tras décadas de grandes avances, el momento actual es «preocupante» debido al frenazo de las compañías farmacéuticas en el desarrollo de fármacos contra enfermedades infecciosas. «El desarrollo de un medicamento tiene un coste formidable de investigación y las patentes duran menos de diez años. El paciente de enfermedades infecciosas solo se medica unos días, mientras que un hipertenso o un enfermo de cáncer tienen un tratamiento más prolongado», y es hacia las patologías largas donde se dirigen los recursos.

Alerta también contra el abuso de antibióticos, tanto en la medicina humana como veterinaria. Entre unas cosas y otras, «estamos creando bacterias que apenas queda con qué tratarlas. Hay microorganismos cada vez más resistentes y difíciles», indica. Y eso, concluye, «justifica más si cabe la necesidad de investigación».

Emilio Bouza se ha centrado en el estudio de enfermedades nosocomiales, las que se adquieren en los hospitales. «Entre el 5% y el 10% de los pacientes hospitalarios adquieren una infección que no tenían», indica. El objetivo es «evitar que ocurran», pero esa es una guerra que se libra en muchos frentes, por eso se precisa un enfoque multidisciplinar.

¿QUIÉN ES?

Emilio Bouza Santiago

CURRÍCULUM

Catedrático de Microbiología Médica en la Universidad Complutense con plaza vinculada a la Jefatura de Servicio del hospital Gregorio Marañón. Ha sido director de varias publicaciones científicas internacionales y es uno de los pocos miembros extranjeros de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas. Ha ocupado puestos directivos en asociaciones profesionales nacionales y europeas. Tiene más de 790 publicaciones y ha dirigido 44 tesis doctorales.

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