No debe caminar solo

La alegría es un sentimiento contagioso. En circunstancias normales, a todos nos gusta estar contentos. Sucede, en cambio, que el umbral de la felicidad es una línea difusa. Algunas personas necesitan muy poco para sentirse satisfechas, pero hay otras que lo tienen prácticamente todo en la vida y no consiguen disfrutar plenamente de su prosperidad. Desde hace meses, vivimos instalados en un ambiente de pesimismo que nos envuelve en una niebla de decepción. A los ciudadanos no les resulta fácil asumir lo que está sucediendo a causa de la crisis. Parece que la sociedad del bienestar en la que vivíamos hasta ahora se está desmoronando como un castillo de naipes. Aún así, entre las nubes negras de esa tormenta perfecta, surgen relámpagos que lo iluminan todo. Aunque el instante sea efímero, hay momentos en los que regresa la luz.

El ascenso del Club Deportivo Lugo a la división de plata del fútbol nacional ha sido uno de esos fogonazos de buenaventura que levantan, aunque sea por unas horas, el ánimo de una ciudad. En la provincia sigue habiendo decenas de miles de parados, es posible que vuelva a subir el IVA y para recoger las recetas en la farmacia, a partir de ahora, tendremos que llevar la cartera. Sin embargo, el domingo por la noche, el triunfo de los jugadores de Quique Setién hizo que mucha gente estuviese contenta. No es poco.

Miles de personas se echaron a la calle para celebrar el éxito deportivo de su equipo. La alegría se contagió como la pólvora. Por un momento, toda esa gente dejó en un segundo plano las miserias de nuestros días. La prima de riesgo llevaba una bufanda rojiblanca. Ese sentimiento colectivo sería suficiente para aplaudir el ascenso. Sin embargo, la presencia del club en segunda división traerá consigo consecuencias quizás menos románticas, pero más prácticas.

Resulta difícil de calcular a ojo de buen cubero los beneficios que aportará la nueva situación del equipo local. En todo caso, a nadie se le escapa que será un extraordinario vehículo de promoción para la ciudad. Cada quince días, llegarán cientos de aficionados. Lugo saldrá en la Quiniela, en la programación deportiva de las televisiones y radios de ámbito nacional, en los diarios especializados y hasta en los videojuegos. Incluso a aquellos que les importe un bledo el fútbol y sus circunstancias, encontrarán razones prosaicas para justificar un poco de satisfacción.

Ahora bien, como sucede con los derechos civiles, nada es irreversible. El alcalde hacía un llamamiento a los lucenses para que se hagan socios del equipo. En cambio, los aficionados cantaban eso de «La Diputación, que saque el talón» o «Orozco, abre la fuente». Al final, la permanencia será cosa de todos. Los aficionados del Liverpool cantan el «You´ll never walk alone» -nunca caminarás solo- cuando sus jugadores saltan al campo. Pues de eso se trata.

Besteiro juega al despiste con sus posibles aspiraciones a la Presidencia de la Xunta

No dice que sí, ni que no, ni todo lo contrario. Juega al despiste. Cuando se le pregunta por la posibilidad de que opte a ser candidato a la presidencia de la Xunta en las primarias socialistas, José Ramón Gómez Besteiro hace un quiebro y se va por las ramas. Quedan dos meses. Dijo que hablaría cuando se convoque el proceso. Falta poco, muy poco.

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