Ni los servicios sociales de la Xunta ni del Concello contactaron con la familia de Elena Dumitru, asesinada el viernes por su pareja en su domicilio de la Rúa Camiño Real, hasta ayer por la mañana. En un primer momento, el alcalde, José López Orozco, y la concejala de servicios, Ana González, afirmaron que el Concello había estado «en permanente contacto» con la familia, pero más tarde la edil indicó que el primer contacto se produjo ayer por la mañana, cuando los propios familiares llamaron al Concello para informar de que los hijos de la fallecida no iban ir estos días a las clases de español para extranjeros a las que acudían a un centro social municipal.
Por su parte, la Xunta indicó que ni el juzgado, ni la Fiscalía ni la Policía se habían puesto en contacto con el servicio de Menores para que se activase el protocolo.
Una bombilla y enganchada a otra casa
Las condiciones de vida de la familia rumana en A Milagrosa eran muy deficientes. De hecho, el registro del viernes hubo de suspenderse porque la comisión judicial se encontró que solo había una bombilla en toda la vivienda y que además estaba enganchada a la instalación del piso superior. No había iluminación suficiente y se reanudó al día siguiente.
