Negocios antiguos y nuevos

ÓSCAR Y PEPE ILLÁN (Panadería Illán): "Aún cocemos 'bolas' en horno de leña"

PANADERÍA ILLÁN es una de las panificadoras más antiguas de Lugo. Su fundador, José Illán, abrió allá por el año 1967 el negocio que, tras su jubilación, dirige su hijo Óscar. Durante este periodo fue un testigo privilegiado de la evolución comercial de la Avenida da Coruña. José Illán tuvo primero su negocio en el Alto de Garabolos y después se trasladó a la calle Río Narla, junto al parque de Frigsa. También tuvo un despacho en la confluencia de la avenida con la calle Tino Grandío.

El negocio cambió mucho en los últimos años. En la panadería se siguen haciendo «‘bolas’ de pan, que se sigue cociendo en horno de leña y tiene una gran aceptación», afirma José Illán.

Otro aspecto que cambió es la clientela. Hasta hace unos años, casi todos los vecinos del barrio acudían a la panadería. En la actualidad, hay gente que opta por comprar el pan en supermercados, «aunque en muchos casos es congelado y no tiene la misma calidad».

Son muchos los clientes que acuden a comprar empanadas, sobre todo los fines de semana, a diferencia de lo que acontecía antaño, cuando acudían con el condimento para que las hicieran. La pastelería y cafetería, instalada hace cinco años, sirven de complemento al negocio de la venta de pan de esta empresa de 23 trabajadores.

ELI RODRÍGUEZ (Sainkho): "Hay tanto tránsito como en el centro"

LA FIRMA Sainkho apostó por la Avenida da Coruña, donde abrió una tienda de ropa y otra de calzado. Eli Rodríguez trabaja de dependienta en la primera, abierta en noviembre de 2010. Considera que en esta zona «hay tanto tránsito de clientes como en el centro. Reconozco que tenía una idea equivocada de esta avenida cuando comencé a trabajar aquí. Pensé que no tendría tanta gente como en la Praza Maior, donde trabajaba antes, pero no es así. Es una zona con movimiento, sobre todo a partir de las once y media de la mañana y desde las seis y media de la tarde», indica esta vendedora. Por esta razón, a Eli Rodríguez no le extraña que la avenida se mantenga como una de las zonas comerciales «con más vida de la ciudad. Aunque hubo algunos cierres de negocios por la crisis, se ve que pronto abren otros en su lugar», agrega.

La clientela no se limita a entrar en la tienda para ver la ropa y elegir a su aire, sino que consulta con frecuencia a la dependienta. «A la gente le gusta el trato familiar y cercano. Son personas que buscan asesoramiento», comenta esta empleada de Sainkho, Para ella, esa proximidad al consumidor es una de las grandes ventajas del pequeño comercio, junto a la ubicación y competitividad. Y, en su opinión, esta avenida lucense es un espacio ideal para ir de tiendas y pasar un rato agradable.

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