Natalia Nieto: ''Los aranceles son de 1989; no cobramos tanto como se cree''

Natalia nieto, en su despacho de la Praza Maior (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Natalia nieto, en su despacho de la Praza Maior (Foto: Pepe Álvez)

Todavía recuerda la cara de asombro que se les quedó a los guitiricenses cuando llegó a la villa, con 31 años recién estrenados, y se presentó como la nueva notaria. «Se esperaban un señor mayor, con bigote... y llegué yo». Más allá de alguna que otra anécdota, asegura que no se ha sentido discriminada por ser mujer y desmonta algunos tópicos existentes en torno a su profesión, cuya importancia reivindica.

¿Que no hayan existido mujeres notario hasta hace poco es porque su profesión es machista?
Recuerdo que en mis apuntes había una cita que hablaba de «aquélla época dorada en que las mujeres no podían ser notario», pero intenté encontrar a qué fecha se refería y no lo conseguí. En los anuarios aparece una mujer notario que ingresó en el 1969, pero casi no hubo mujeres hasta finales de los setenta. En realidad, no sé si porque no podían presentarse o porque no lo hacían.

Y usted, ¿por qué la eligió?
En realidad, estudié Ciencias Puras, me gustaba Veterinaria... pero como las carreras por esta rama no tenían muchas salidas, me decidí por Derecho. Cuando estaba finalizando, un amigo notario de mi padre le comentó que, con el expediente que yo tenía, podía prepararlas. Eso me animó.

¿Sabe lo que es un suspenso?
¡Claro!. Aprobé a la tercera y suspendí la oposición a registrador de la propiedad.

¿Realmente es tan difícil sacar la oposición de notario?
Yo no tengo mal recuerdo. Sí, es muy sacrificado y te tienes que privar de muchas cosas, estudiar entre 8 y 10 horas al día... pero bueno, yo compatibilizaba: seguía saliendo los viernes con mis amigos, a pasear... No tenía tanto tiempo, pero siempre procuraba que siempre me quedase algo para hacer mi vida normal. Con lo cual, siempre lo llevé bastante bien.

¿Condiciona su tarea el ser mujer?
Discriminación no he sentido, pero sobre todo cuando empecé, que tenía 31 años, sí causaba sorpresa. Sobre todo el ver una chica joven, había mucha gente que le parecía sorprendente. En Guitiriz me dijeron que esperaban ver a un hombre mayor, con bigote...

¿Cuál fue el primer documento que hizo como notaria?
Fue un testamento y originó una pequeña anécdota. Ocurrió en Guitiriz y el cliente era un señor mayor que estaba un poco sordo. Al terminar, le quise decir que no le iba a cobrar porque era mi primer documento y, como no me oía, tuve que gritar. Los que estaban en la sala de espera me oyeron y, al final, acabé condonándoles los documentos a todos.

¿En qué emplea su tiempo libre? ¿Cómo compatibiliza la profesión con su vida familiar?
Hago todo lo posible para estar el mayor número de horas con mi marido y mis hijos, de 4 y 6 años. Hasta ahora, viajaba todos los días y casi no me quedaba tiempo, pero siempre me ha gustado el deporte: pasear, nadar...

¿Hacia dónde va su profesión?
Creo que la función notarial es muy valiosa porque da una seguridad a todas las transacciones que se hacen entre particulares. Además, es una garantía para los distintos organismos públicos, a los que estamos obligados a transmitir todos nuestros datos, de que existe un control de lo que se hace en un país. Si no existiese el notariado, sería un caos.

Sobre la creencia de que el notario gana mucho dinero, ¿qué diría?
No se cobra tanto como la gente se cree porque los aranceles están congelados desde 1989. Además, cada vez que hay crisis el Gobierno lanza como medida popular el bajar los aranceles notariales porque así la gente se cree que se va abaratar el coste de una compraventa de un piso o de una hipoteca y no es verdad. Porque la mayoría de lo que se gasta en trámites se lo llevan los impuestos, la inscripción en el registro, pago a la  gestoría... Además, hay que pagar los sueldos de seis oficiales con los que, por cierto, estoy encantada. Los notarios cobran dependiendo de las hojas del documento.

¿Es cierto que algunos ponen una letra deliberadamente grande?
(Risas) Es reglamentario el tipo de papel que tienes que usar, los márgenes a respetar y también el número de líneas por página.

¿Se ha encontrado en alguna ocasión con algún testador del que sospechase que su voluntad estaba viciada?
Hay situaciones difíciles, en que no sabes qué hacer. Se me ha dado el caso de negar la firma alguna vez al ver que el testador quería otra cosa de lo que me decía, pero que no se decidía porque la gente que lo acompañaba lo condicionaba. Le dije que volviera en otro
momento, cuando tuviera las cosas más claras.

¿Cuál sería su consejo para alguien que quisiera seguir sus pasos?
Había una preparadora que decía que había que ser de una madera especial. Es tener constancia, algo de memoria... Todo cuenta.

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