Nación

Raras son las ocasiones en las que los políticos piden consejo a los filólogos a la hora de clarificar determinados términos o definiciones del lenguaje sobre los que deberán dictaminar o legislar. Su autosuficiencia en algunos casos, o su creencia de que la política lo es todo y está por encima de todos, les impide llegar a estos especialistas que quizás pondrían los puntos sobre las íes en materias que en algunos casos, como añadir o quitar una consonante inicial, se les van de las manos.

Otro tanto parece que le sucede a algunos jueces que, como los que conforman el Constitucional, han de dilucidar sobre la palabra nación, aplicada en este caso a Cataluña.

En EE.UU. la nación americana es el conjunto de estados que la conforman, manteniendo estos sus propias leyes e incluso aberraciones, como la pena de muerte.

En España, el estado español, por el contrario, es hasta el momento un conjunto de naciones o nacionalidades que en muchos casos también tienen sus normas y leyes propias.

El Tribunal Constitucional podría decidir ahora que Cataluña no es una nación, y posteriormente que ni lo es Galicia ni Euskadi, y que la palabra nación debe emplearse sólo al referirse a España.

El himno gallego, con letra de Eduardo Pondal, con más de cien años ejerciendo como tal y en los que ha sido cantado aquí y en muchas partes del mundo, habla en alguna de sus estrofas de “nazón de Breogán” en clara referencia a esta tierra. Si el Constitucional falla en el sentido de que nación sólo es atribuible a España, ¿habrá que cambiar estos versos de un himno que fue estrenado en Cuba y cantar todos a viva voz “nacionalidade de Breogán” o acaso “autonomía de Breogán?

Todo es posible pero entre tanto confusionismo este menda, siguiendo las nuevas directrices de la Xunta en materia lingüística, tiene al menos una cosa clara: “I´m from Lugo and i don´t deny it”, o sea, que soy de Lugo y no lo niego. Y ahí, no toques.

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