Mujer con fondo de libros

ES DIFÍCIL para muchos lucenses imaginar a Mari Carmen sin un fondo de libros. Oficia, parece que desde siempre, en la librería Souto, de la Plaza Mayor. Lo de oficia no es por decir, pues habla de libros, los recomienda, aconseja al que lo ha menester, se entusiasma con algunos y menos con otros. Y, de paso y si cuadra, los vende. Alguien como Mari Carmen es un activo cultural para la ciudad. En la antítesis del que expende libros como podía vender cebollinos o paraguas, pertenece a ese noble mundo de palabras sobre el papel, de páginas que amplían nuestras vidas, siempre, ay, tan limitadas. Es una librera de verdad y los libros son su hábitat, paradójicamente natural. Quien quiera encontrar algún libro concreto o alguno indeterminado que le pudiera ir bien, no tiene más que acogerse a su amable magisterio. Magisterio, porque alguien como ella tiene mucho de profesora de literatura. Y sé bien de qué hablo.

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