«Más eficaz no se ha podido ser», dijo el concejal de urbanismo, Luis Álvarez, esta semana al anunciar la colocación de una tubería provisional para garantizar el suministro de agua potable a las viviendas y negocios del margen izquierdo de la Rúa Montero Ríos, después de que la semana anterior hubiera casi un reventón por día en la canalización original. Sin embargo, la percepción del vecindario es bien distinta porque el problema viene de viejo y la solución no acaba de llegar.
El problema radica en que la tubería tiene muchos años y es de fibrocemento, un material mucho menos resistente que el que se utiliza actualmente. A eso se une que es una calle con mucha pendiente y mucho tráfico, por lo que soporta muchas vibraciones. Los reventones de la tubería se vienen produciendo desde hace años, sobre todo en la parte inferior de la calle (a partir de Rafael de Vega) y tanto en la calzada como en la acera izquierda. Pero el problema se agravó en la última semana del año. La primera rotura se produjo unos días antes de Nochebuena y a partir de ahí la canalización no dejó de romper. Hasta nueve veces en ocho días. Con las consiguientes interrupciones en el suministro, hasta que la fuga se arreglaba, y, en algunos casos, con consecuencias bastante más graves. Algún local comercial y los garajes y trasteros de los edificios 69 y 73 se inundaron. Los mayores trastornos los sufrieron los vecinos del 69. El agua llegó al foso del ascensor en dos ocasiones, por lo que el aparato quedó inutilizado varios días durante varias horas. «Estuvimos algún día entero sin ascensor, en un edificio que tiene seis plantas», explicaba ayer Javier Carrasco, vecino de la quinta. «Y sin contar los cortes de agua, alguno de varias horas», añadía.
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