Meretrices

Las antiguas prostitutas tienen que volver al barrio de A Tinería a causa de la crisis. No lo digo yo sino que lo recoge un informe del programa para la mujer de Cáritas que afirma que muchas que creían haber dejado el puterío para siempre, se ven obligadas a volver a ejercer al haber perdido su puesto de trabajo por la crisis.

Esta información contrasta con la llamada ordenanza cívica que pretende aprobar el gobierno municipal y que castigará con multas de hasta 1.500 euros a las que ofrezcan sus servicios sexuales en la calle con lo cual, esas imágenes románticas del parisino Pigalle que tan bien retrató Toulouse Lautrec, o de la propia Tinería lucense, orgullo de barrio chino en toda Galicia cuando tenían mando en plaza doña Vicenta, A Cuca, Merche o la Gitana, no son más que una nebulosa  que se difumina a golpe de ordenanza cívica.

El oficio más viejo del mundo parece estar ahora en la picota en Lugo; se permite pero se oculta en casas de citas que cada vez son más numerosas y que generan una millonada en dinero negro. Pero eso no importa, ni la higiene, lo verdaderamente importante es que no se vean, al contrario del Barrio Rojo de Amsterdam en donde se exhiben en escaparates y muestran sus atractivos a los futuros clientes.

En esta ciudad de clerecía sus gentes no están acostumbradas a la calle, por eso la nueva ordenanza cívica quiere prohibir que se beba en ella a no ser, claro está, que se consuma en cualquiera de las múltiples terrazas que hay y en donde se puede mazar uno a güisquis, pero cuidadito con andar por libre dándole al trinqui con algunos colegas y a precios más económicos, que eso se penaliza. O sea, borrachos sí, pero controlados.

La ordenanza cívica que nos quiere aplicar el Ayuntamiento prohíbe las serenatas hasta de la Tuna de Veterinaria y como en los tiempos del franquismo, más de cuatro juntos será ilegal por lo que no se permitirán las reuniones en la calle que perturben el descanso desde las diez de la noche. Pues hala, a ver Gran Hermano o Operación Triunfo, que eso sí que instruye y reconforta el espíritu.

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