El cierre de las urnas coincidió en Lugo, al igual que en decenas de ciudades españolas, con una cacerolada convocada por el movimiento Democracia Real Ya, frente a la casa consistorial. Más de 300 personas de todas las edades tomaron parte en la misma, que se prolongó casi hasta el comienzo de la asamblea, previsto para las 21.30 horas.
La decisión de continuar la acampada ya estaba tomada. De hecho, la tiendas volvieron al entorno del templete de la Praza Maior en la noche del sábado al domingo, después de que fueran desmontadas la noche anterior.
Pero si bien los que mantienen el tipo en el campamento no son demasiados, los ciudadanos que se suman a cada asamblea y cada acto convocado son centenares. Ayer, todos ellos expresaron su indignación haciendo sonar sus cazuelas, sartenes, tapas de ollas, pitos o, simplemente, silbando y aplaudiendo cada una de las intervenciones que se iban produciendo.
Todo el mundo tenía derecho a expresar su opinión. Contra el sistema, contra los políticos, contra el pesimismo, contra la banca, contra la Iglesia, contra las armas, contra el paro, contra la deuda de los clubes de fútbol, contra la resignación... Todas ellas eran saludadas con estruendo, en una dinámica que se prolongó durante más de una hora.
Por lo demás, con la elecciones no finalizaron las acampadas del también denominado Movimiento 15-M, que continuarán por tiempo indefinido en las principales ciudades gallegas.Es el caso de Santiago, donde permanecerán en el Obradoiro.
En A Coruña, la asamblea también decidió mantener la acampada«más allá» de la jornada electoral. Lo mismo ocurrió en Vigo, donde la asamblea no tomó una decisión sobre el tiempo que permanecerán en la calle los acampados, aunque sí acordaron prolongar la protesta.
Asimismo, los seguidores del 15-M de Ferrol, Vilagarcía, A Coruña, Vigo, Ourense y Lugo visitarán la capital gallega en los próximos días, para seguir «consensuando ideas» sobre las reivindicaciones de este movimiento.
