Más de 150.000 cortes de pelo en una vida

Román Gandoy, en su establecimiento de la Praza Maior. GUILLE DACAL
photo_camera Román Gandoy, en su establecimiento de la Praza Maior. GUILLE DACAL

«Le corté el pelo a dos Lugos». Román Gandoy de la Fuente colgará las tijeras el día 30 de este mes. En los 53 años que lleva dedicado a este oficio ha realizado más de 150.000 cortes de pelo. Y seguro que se queda corto en esa estimación. Asegura que no ha estado ni un solo día de baja en su longeva vida laboral. «No le costé nada a la Seguridad Social», bromea.

Este lucense baja la verja a su negocio porque se jubila. Cumplidos los 65 no se ha planteado continuar. «Hay que desconectar y eso que me gusta el oficio y no sé qué hacer sin trabajar», dice.

Nadie cogerá su testigo en la peluquería Roando, que se encuentra en el fondo de la Praza Maior. Desde su particular atalaya, que lleva abierta al público desde 1976, ha podido contemplar cómo se ha transformado el kilómetro cero de la capital lucense. «¡Casi no cambió nada!», indica.

Se marcha con nostalgia. «Me voy muy contento por la clientela que tengo, la mejor del mundo, pero es una pena que el negocio cierre», afirma. El suyo es un oficio en caída libre. «Peluquerías tradicionales de caballero quedan pocas. A las que hay por el centro le quedan sólo dos o tres años. Cabezas hay, pero oficio no. Los hombres se van ahora a cortar el pelo a las de mujeres», precisa.

La vida profesional de Román Gandoy arrancó cuando estaba a caballo entre los doce y los trece años. «Con pantalón corto ya afeitaba con mi jefe, Abelaira, en la antigua Ronda de Castilla», rememora. En aquel local en el que se inició como pinche trabajaban seis peluqueros. Allá por mediados de los años 40 del siglo pasado un corte de pelo en este establecimiento costaba siete pesetas (0,04 céntimos de euros), según recuerda. Hoy en día cobra trece euros.

«Me encantaba ser mecánico de coches. Esto en principio no me gustaba, pero yo quería trabajar. Me dijeron que había un puesto en la peluquería y fui», explica.

Con 16 años probó fortuna en Barcelona, en donde vivía su hermano. Estuvo una década. Se fue para aprender, «aquí sólo se cortaba a tijera y allí ya a navaja».

Servicio militar

Durante su estancia en la Ciudad Condal hizo un alto para cumplir la mili en el cuartel de Parga. Se pasó los quince meses rapando cabezas de quintos. «Llegué de Barcelona con secador y máquina eléctrica, que en aquella época no había por aquí», indica. El que por entonces era el gobernador militar se desplazaba desde la capital lucense hasta esta localidad de Guitiriz para que Román Gandoy le cortara el pelo.

A los 26 regresó. Tras trabajar cuatro años en la peluquería de caballeros Teresa, en la Rúa da Raíña, se instaló por su cuenta en 1976 y abrió Roando en el fondo de la Praza Maior, en donde en un par de semanas echará el cierre.

Cuando pase a la reserva, se enconmendará a su nieta, Nidia, que el próximo día de Santiago cumplirá cuatro años, y a practicar sus deportes favoritos, la pesca, que le reportó premios, como en el Día da Troita en A Pontenova, y el fútbol sala -militó en el histórico Aquilino Celta-.

Clientes: desde alcaldes a gobernadores civiles y obispos

Por sus manos han pasado en el último medio siglo conocidos personajes de la sociedad lucense. Ha sido el peluquero de cabecera de media docena de gobernadores civiles y alcaldes. Entre sus clientes figuró también el que fuera obispo de Lugo fray José Gómez, quien incluso le dedicó una fotografía en la que aparecía junto al pontífice Juan Pablo II; varios presidentes de la Audiencia Provincial y hasta un teniente general del Ejército de Tierra destinado en Madrid, que solicitaba sus servicios cuando pasaba sus vacaciones estivales pescando en Bretoña.

En la capital lucense también atendió al ahora ministro José Blanco; al exdirector general de Política Interior, José Ramón Ónega, y, en la actualidad, varios altos cargos de la Xunta.

Futbolista

En su etapa en la Ciudad Condal Román Gandoy le solía cortar el pelo al padre del exentrenador del Atlético de Madrid Quique Sánchez Flores. Isidro, que fue internacional con la selección española y jugaba entonces en el Sabadell, un equipo que militaba en la primera división.

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