Marta ya tiene una ventana

José Manuel y Paula, con sus hijos Jorge Fernando, Marta Regina y Beatriz, la pequeña. Foto: PEPE TEJERO
photo_camera José Manuel y Paula, con sus hijos Jorge Fernando, Marta Regina y Beatriz, la pequeña. Foto: PEPE TEJERO

Marta tiene 17 años, este año empezó en el instituto Politécnico y por fin va a tener una habitación propia y con luz natural para estudiar. Su familia es una de las adjudicatarias de las viviendas que construyó la Xunta en Garabolos y aunque la administración todavía no ha puesto fecha para la entrega de llaves, Marta confía en poder pasar la Navidad en su nueva casa. No ve la hora de dejar el cuarto sin ventanas que comparte con sus hermanos en una casa de A Milagrosa, con una cortina separando las camas.

La historia de Marta es la de una de esas familias que dejaron su país en busca de una vida mejor. «Sen coñecementos e sen padriños», Portugal no les ofrecía nada, cuentan. Hace ocho años, con la construcción en pleno boom en España, a José Manuel, el padre, no le fue difícil encontrar un trabajo en Lugo. Hace unos meses se quedó en el paro, pero Paula, su mujer, nunca ha dejado de «laborar», en casas y limpiando escaleras y portales. Y se sienten afortunados. Sus hijos están perfectamente adaptados y, gracias al esfuerzo y el apoyo que Paula ha encontrado en el hogar donde está contratada, no les falta lo básico y la hija mayor estudia en una universidad portuguesa. Y para culminar, en primavera recibieron una de las mejores noticias que podían imaginarse. Su nombre salió en el sorteo de las viviendas de Garabolos.

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