Manteros

Resulta que ahora nos hemos percatado que los manteros que acuden con su falsa mercancía a las calles de Lugo son nuestra conciencia social. Ahora que la policía ha decidido actuar contra su mercaduría ilegal nos damos cuenta que se dedican a ello porque sus condiciones de vida están bajo mínimos, que en los países de los que proceden se pasa hambre y, sobre todo, que ellos también empiezan a pasar hambre aquí.

Todo el mundo parece comprender ahora a los manteros, y se compadece de ellos mientras policías traídos especialmente para estas labores les confiscan las cuatro mierdas que venden, dejándolos aún más en la miseria, si ello es posible.

En resumidas cuentas, que se persigue lo fácil pero no se trata de cortar por lo sano persiguiendo a las mafias que surten de falsificaciones a esta gente porque, digo yo, de paso que se detiene a un mantero y se le quita el material, la policía bien podría someterlo a un hábil interrogatorio para que confesase de donde provenían las falsificaciones y actuar así contra los mafiosos, que son los que verdaderamente se lucran de este negocio. O simplemente podrían vigilar un poco más los contenedores que llegan a los puertos españoles procedentes de China cargados de ropa y objetos falsificados.

Pero claro, los comerciantes protestan y se les hace caso atacando a los manteros, como han hecho los joyeros denunciando a la ong “Ancianos del mundo”, que vende en su puesto de manteros legales joyas en oro y plata que no han sido realizadas por sus asociados sino compradas en un mercado libre. Pero bueno, ¿qué quieren los denunciantes? ¿Es que a los ancianos no les llega con ser viejos y haber trabajado un porrón de años para que tengan que dedicarse ahora a hacer manualidades para venderlas en su puesto y poder ayudar así a otras personas mayores?

En definitiva, que gracias a los manteros empezamos a descubrir que las fiestas de San Froilán son puro engaño y sino ahí tienen las casetas del pulpo, verdaderas falsificaciones desmontables de restaurantes de lujo.

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