Luz Merino habló en Humanidades del Renacimiento cubano

Luz Merino, en un momento de la charla (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Luz Merino, en un momento de la charla (Foto: Xesús Ponte)

La subdirectora del Museo Nacional de Arte de La Habana, Luz Merino, dio ayer en la facultad de Humanidades un repaso al panorama artístico cubano desde los años 90 en adelante, lo que se dio en llamar el Renacimiento cubano porque a partir de este momento en la isla caribeña «comienza a verse el arte de otra manera, llega la posmodernidad». Esto supone una ampliación del repertorio técnico y de materiales y la incorporación de discursos que ya estaban en el arte internacional, explicó Merino.

El cambio se produce, indicó, ligado a otros factores, como un cambio en la política cultural, marcado por la ausencia de documentos, y también por una «política de rectificación de errores». En esa época, el «marxismo, que había sido la teoría determinante empieza a confluir con otras» y esa mezcla se extiende también a la crítica y a la enseñanza. «Se forman grupos alternativos» y se crea una «autoconciencia de movimiento como estrategia promocional», indicó Merino para dibujar el contexto en el que se produce el arte cubano de los 90.

Merino utilizó obras de distintos autores para ilustrar su conferencia. Al hilo de la pintura de Flavio Garciandía mostró cómo los que antes se denominaban «formas malas», figuras de mal gusto, se elevan a categoría artística. Indicó también cómo la plástica incorporó el sincretismo cubano y la búsqueda de identidad, que antes se centraba en el indígena latinoamericano, pone el foco en los indígenas de América del Norte. «Se plantean cuestiones que hasta ese momento eran impensables», explicó.

Una de ellas es la introducción de los mártires de la Revolución bajo una nueva perspectiva, como hace Juan Francisco Elso en la escultura ‘Por América’, en la que José Martí aparece acribillado con cuchillos o puntas de lanza. «Fue una obra muy compleja por sus múltiples lectura», indicó Luz Merino.

Otros autores, como Leandro Soto, tornaron la vista hacia su propia intimidad. Soto eleva su memoria y la de su familia «a un valor estético», creando piezas que se sitúan entre el retablo y la foto y dando valor a lo efímero en lugar de lo permanente.

La conferencia de Luz Merino fue organizada por la Cátedra de Cultura Cubana Alejo Carpentier, que dirige desde Humanidades la profesora Ana María Chouciño.

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