Lugo se queda con un solo videoclub tras el cierre del de Avenida da Coruña

Ángel Ferreiro, el último superviviente, en Supervídeo. (Foto: Lucía Pernas)
photo_camera Ángel Ferreiro, el último superviviente, en Supervídeo. (Foto: Lucía Pernas)

Como el walkman, los espirógrafos o las americanas con hombreras, mencionar el videoclub llama a la nostalgia de épocas pretéritas. Vestigios olvidados que, ahora, en el siglo XXI de Internet y la piratería, intentan burlar la desaparición

Internet mató a la estrella del videoclub, que podrían haber cantado The Buggles. El cambio de costumbres en el consumo del cine, en concreto gracias a la amplitud de oferta y la aparente gratuidad de internet, es el inmisericorde agente que ha condenado a la marginalidad al sector del video de alquiler, si no a su directa desaparición. En Lugo, eran dos los últimos supervivientes de entre los videoclubs especializados. Con el reciente cierre de Video Galaxia, solo ha quedado uno, Supervideo.

El crepúsculo de los dioses

Pasear por la Avenida de A Coruña se asemeja a la visita a un camposanto, en lo que al nostálgico videoclub se refiere. Desde su enorme cartel, colgado en el lateral de un edificio de viviendas, Supermán, descolorido e impotente, tan solo acierta a contemplar la carcasa vacía del extinto Copy Play. Cambiando de acera, uno de los tres Cinebank que hubo en la ciudad aún luce el cartel de ‘Se alquila’ en la puerta del local. Unos cien números más adelante, Vídeo Galaxia, un coloso con hechuras de superproducción de Hollywood, miembro de una franquicia que tuvo sede en todas las provincias gallegas y contó con miles de asociados, liquida los últimos filmes de su inventario a la espera de bajar definitivamente el telón en las próximas semanas.

PIRATAS
Internet: mal y remedio

La ley antipiratería arroja una de las últimas esperanzas para el videoclub. «No se ha notado todavía ningún efecto, pero si se consigue aplicar de verdad el negocio podría resurgir», opina Ferreiro. 

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