Tormentas muy caras

Las tormentas le salen caras a la ciudad de Lugo. Por pequeño que sea un vendaval con aparato eléctrico, siempre ocasiona daños en la red de alumbrado. Según los datos de los servicios electromécanicos del Concello, en el caso de una tormenta media, reparar los destrozos puede ser cuestión de días y de unos cuantos miles de euros, pero si se trata de uno realmente fuerte, los trabajos pueden prolongarse durante un mes y superar ampliamente los 12.000 euros.

La incidencia de las tormentas en las redes de alumbrado empezó a ser preocupante en los años setenta, cuando las redes eléctricas empezaron a crecer y a la vez se fueron mejorando los conductores a tierra. En Lugo ya se empezaron a implantar medidas protectoras y, por ejemplo, se utilizan fusibles desde hace veinte años, cuando realmente no es obligatorio desde 2002, explica el jefe de los servicios electromecánicos, Antonio Picado.

Sin embargo, en torno al 2000 se empezó a ver necesaria una mayor protección y, por eso, en 2001 este servicio municipal inició un estudio de las tormentas registradas y de sus efectos sobre las redes, lo que le sirvió para reducir los destrozos y asegurar la permanencia del alumbrado público.

El resultado del trabajo fue expuesto este jueves por Picado y sus compañeros Arcadio Seco y José Crucio en el XXXV Simposium Nacional de Alumbrado que se celebra en Pontevedra.

"Estudiamos las tormentas a partir de una cierta intensidad, no las de menor tono. En total, treinta", explica Picado, quien indica que generalmente se vienen produciendo dos tormentas importantes cada año, habitualmente, en primavera y otoño.

Los daños en las redes de alumbrado público se pueden producir por dos motivos: el rayo puede caer sobre la red, con lo cual los destrozos son inmensos, o sobre la tierra, que es lo más habitual. Cuando sucede esto último, se genera un campo electromagnético que se expande por el suelo y se cuela por las conexiones con tierra de las redes de alumbrado. Los efectos son mucho menores, pero siempre se producen daños.

Poco tiempo de iniciar el estudio, los servicios electromecánicos ya empezaron a adoptar medidas para reducir el efecto de los rayos. Así, se calibraron los fusibles de protección de los centros de mando (hay unos 280 en la ciudad) y de los aproximadamente 15.000 puntos de luz existentes.

Pero, además, en este tiempo se han ido desarrollando y mejorando otros elementos de protección para los centros de mando denominados descargadores de tormenta. El precio de cada uno oscila entre unos 600 y los 700 euros y el objetivo es colocarlos en un corto plazo de tiempo. "Los efectos de las tormentas son muchos, por los que la amortización de estos elementos será muy rápida", concluye Picado.

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