La capital lucense puede vivir otro verano sin playa fluvial. La Diputación de Lugo, promotora del proyecto, envió el informe de impacto ambiental al Ministerio de Medio Ambiente el 21 de febrero y el Gobierno tiene seis meses para resolver, por lo que será muy difícil que los lucenses dispongan de una zona acondicionada para el baño este verano.
En este momento, el ministerio está en fase de traslado del documento ambiental a las administraciones vinculadas con la protección del medio ambiente, que disponen de tres meses para formular alegaciones. Una vez recibidas, la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental tiene otros tres meses para emitir dictamen.
El trámite es preceptivo porque la zona donde la Diputación pretende hacer la playa fluvial, entre Los Robles y la pasarela peatonal del río Miño, forma parte de un Lugar de Interés Comunitario (LIC).
Por esta razón, la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta consideró necesario elaborar un informe sobre el impacto que tendrá la actuación en el cauce, ya que además en esa zona viven dos plantas acuáticas que forman parte del catálogo gallego de especies amenazadas.
La última palabra la tiene el Ministerio de Medio Ambiente, a través de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que debe autorizar cualquier actuación en la ribera del cauce.
Con todo, la actuación diseñada por la Diputación es muy suave, ya que no está previsto hacer un arenal. Solo está prevista la colocación de un pantalán, con dos zonas, una de 24 metros de largo por 10,5 de ancho, para adultos, y otra para niños, con una profundidad de medio metro. Además, se instalarán seis vestuarios y un parque infantil.
