Los vecinos de Paradai piden una solución para los okupas rumanos

Tienda donde duerme una familia, en la vieja fábrica (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Tienda donde duerme una familia, en la vieja fábrica (Foto: Pepe Álvez)

Los vecinos de Paradai de Abaixo observan, con preocupación, la imagen diaria de las familias de okupas rumanos que viven y duermen en las ruinas de una antigua fábrica de chocolate, ubicada justo enfrente de las viviendas de donde fueron desalojados. «Suben e baixan e saen por aí a pedir. Algúns vense nas galerías de Santo Domingo. Outros, en Ramón Ferreiro. Tamén piden polo barrio para tabaco e para bebida. Eles din que non poden pagar un aluguer e que, de todos os xeitos, en Rumanía vivían peor que aquí», afirman dos vecinas de Paradai de Abaixo.

Aunque ahora mismo no hay problemas de convivencia, sí los hubo cuando llegaron al barrio. La mayoría de las veces era por hábitos sanitarios.

«Tiraban botes polas ventás e, aínda hoxe, hai xente que non se atreve a pasar a carón deles porque, por un lado, fan as necesidades en calquer sitio e dá moi mal olor, e polo outro, a xente tenlles medo porque hai algún que bebe ás veces. Entón, o que facemos moitos é utilizar unha escalinata que hai no paseo do Rato, en vez de subir ou baixar pola rúa», afirma una mujer del barrio.

Las familias rumanas, cuya única forma de vida es la mendicidad, afirman que siguen durmiendo a la intemperie, en la antigua fábrica, donde tienen todos sus petates además de colchones y una tienda de campaña, aunque hay quien dice en el vecindario que, de noche, «vese luz pola parte de atrás das casas que ocupaban antes», que, según los vecinos, no fueron cerradas más que por una cadena y un candado.

Pese a ser ilegal, otros vecinos opinan, en cambio, que ellos, en su situación, también harían lo mismo para resguardarse de las frías temperaturas que caen las últimas noches.

«Eu, se estivese como eles, se cadra tamén entraba nas casas porque non é xusto tampouco que estean baleiras e eles aí pasando frío», explica una vecina.

Aunque algunos vecinos aún se quejan de la basura que las familias rumanas dejan tirada, otros, en cambio, afirman que esto ya no sucede y que ahora siempre usan los contenedores, lo que no hacían cuando llegaron. «Cando chegaron, tiraban o lixo para o solar que está a carón do parque do Sagrado Corazón. Agora iso xa non o fan pero, claro, fan as necesidades en calquer sitio porque viven fóra», apunta una mujer.

Otra, en cambio, es más tajante y descarga su xenofobia: «Aquí había que facer unha ‘limpeza’ grande e sacar os rumanos e os xitanos de aquí porque este barrio agora xa non é o que era».

Comentarios