Los suplicios de un ''sí quiero''

Gastar bromas con el coche está a la orden del día (Foto: EPL)
photo_camera Gastar bromas con el coche está a la orden del día (Foto: EPL)

La palabra perfección no es algo con lo que todos puedan definir el día de su boda. Entre los despistes de los novios, algún que otro fallo de organización y las bien planeadas bromas de los invitados, muchas veces tortuosas, es raro que no haya boda de la que salir sin algún recuerdo más cómico que otro.

SI ALGO PUEDE salir mal , saldrá mal. Este lema encabeza la larga lista de despropósitos que, bajo el nombre de la Ley de Murphy, conforman la biblia de todo pesimista que se precie. Y es que todo aquel simpatizante con esta doctrina ha de saber que aquellos momentos más especiales de nuestra vida rara vez están a salvo de cualquier tipo de catástrofe. Por su parte, aquellos más optimistas dirán que esta clase de cosas no ocurren de verdad, que no existen las personas gafes ni la mala suerte, pero lo cierto es que no es la primera vez que el más mínimo detalle contribuye a la mayor de las desgracias.

¿Y qué día más especial puede haber en la vida de dos personas que la jornada de su boda? La verdad es que se cuentan muy pocos. Y es por ello que ni el ancestral rito del ‘algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul’ puede proteger a los novios de los trasgos nupciales, siempre dispuestos a hacer de las suyas. Unos trasgos que en ocasiones se materializan en despistes de los novios, fallos de organización, cosas del destino, o unos invitados que pueden llegar a ser muy pero que muy alborotadores.

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