Los plazos, según para quien

Alumnos de música en un aula lucense (Foto: Sebas Senande)
photo_camera Alumnos de música en un aula lucense (Foto: Sebas Senande)

A veces a los administrados se nos acaba la paciencia con la Administración. Hay que acatar, sí o sí, su compleja trama de exigencias y plazos, pero cuando no cumple su parte en lugar de soluciones encontramos silencios. Así le pasó a una lucense cuyo hijo, estudiante del ciclo superior de Conservatorio desplazado a A Coruña, solicitó una beca del Ministerio de Educación. Como bien indica la muy enfadada madre, ellos tuvieron veinte días para solicitar la ayuda, pero llevan meses esperando la resolución.

El curso está a punto de acabar, como quien dice, y todavía no saben si tendrán que pagar la matrícula íntegra o si la tendrán cubierta y podrá contar, además, con un extra para gastos de manutención.

Cuando esta mujer empezó a preguntar y a exigir explicaciones, porque quiere, con todo el derecho, saber a qué atenerse, entró en una espiral de llamadas administración arriba, administración abajo, que no ha hecho más que agravar el enfado que ya se había gestado con el retraso.

Y entre administraciones anda el juego. Aunque las becas son del Ministerio de Educación, desde este año -según la consellería del mismo campo-, la tramitación se hace en las delegaciones provinciales de la Xunta. En la provincia de A Coruña, dicen los portavoces de la Administración, se han entregado 16.000 peticiones y tienen que introducirlas en el sistema informático para que el ministerio luego conceda, o no, la ayuda. Y el sistema, aseguran, falla con frecuencia, así que se ha formado un cuello de botella que tiene a las familias en vilo y, supongo, a los funcionarios acordándose del que inventó el microchip mientras sueñan con refuerzos.

La Xunta dice que ya solo queda el 1%, y que aún están dentro de plazo. Efectivamente, el curso no ha acabado, pero muchos habrán perdido la paciencia hace meses.

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