Las grasas de procedencia industrial o ácidos grasos transgénicos son calificados como los «peores» para la salud por parte de los expertos en nutrición y medicina. Así lo destacaba ayer José Manuel Miranda, secretario del curso de verano que se imparte desde ayer en la facultad de Veterinaria, ‘Grasa alimentaria, ¿Enemiga o aliada?’. Analizar las propiedades negativas de las grasas en los alimentos, la relación de un excesivo consumo graso con ciertas patologías y, también, los aspectos positivos de determinados ácidos grasos son los principales objetivo de este seminario, que congrega a profesores e investigadores de la Universidad de Santiago y de otras universidades, médicos y representantes de empresas de alimentación.
Así, durante estas jornadas, dirigidas por los profesores Alberto Cepeda y Carlos Franco, se hace especial hincapié en el riesgo que conlleva un consumo excesivo de ácidos ‘trans’. Estas grasas son de procedencia mayoritariamente industrial y se contienen en muy pequeñas cantidades de forma natural en los alimentos. Pese a esto, se trata de un tipo de ácidos grasos habitual en nuestra dieta. Alimentos como las patatas fritas, la bollería, la comida rápida y los precocinados son grandes contenedores de estas grasas. Un consumo excesivo de los ácidos grasos ‘trans’ incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, produce alteraciones en el sistema nervioso fetal y también influye en la resistencia a la insulina. Al presentarse en menores cantidades de forma natural, nuestro organismo no está acostumbrado a ellos y su metabolización entraña mayor dificultad. Estudios en nutrición alertan de la importancia de controlar la ingesta de estos ácidos entre los jóvenes, principales consumidores de bollería y comida rápida.
Asimismo, también se hizo mención a los óxidos del colesterol u oxiteroles, una fracción de la grasa alimentaria especialmente perjudicial para el ser humano. Entre otros aspectos, los oxiteroles son inhibidores de la función regenerativa celular que desempeña el colesterol, y pueden provocar la muerte de las células.
Sin embargo, en el seminario también se tratan los beneficios de la grasa alimentaria en la prevención de enfermedades cancerígenas o su influencia en la fertilidad. En relación con este último aspecto, el doctor Juan Álvarez, aclaró que un aporte mínimo de grasas naturales es necesario para un correcto funcionamiento del ciclo hormonal y que, por consiguiente, ayuda a la fertilidad masculina y femenina. Sin embargo, y según explicó el ponente -profesor en Harvard Medical School de Boston- un consumo excesivo de estas grasas también puede resultar perjudicial.
En el curso de verano, que concluirá mañana, están matriculados 45 alumnos procedentes de distintas titulaciones del campus y de fuera de Lugo. El departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Santiago organiza, todos los veranos desde hace diez años, unas jornadas relacionadas con el mundo de los alimentos. En esta ocasión, han decidido decantarse por la temática de grasas ya que, según afirmaba Miranda, llevan varios años investigando en la fracción de la grasa modificada para que sea menos calórica. Además, los organizadores también querían asociar el seminario al grado que se impartirá en Lugo este curso de nutrición y dietética.
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Durante los tres días que dura el curso de verano, también se hará mención a aquellas grasas alimentarias que resultan beneficiosas para la salud. Es el caso de la grasa poliinsaturada, mundialmente conocida como ácido graso omega 3. Estudios científicos avalan que el consumo de alimentos ricos en omega 3 reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en los países occidentales. Asimismo, se le atribuyen a las grasas poliinsaturadas efectos aintiinflamatorios y beneficios en el desarrollo del cerebro y de las funciones mentales. El omega 3 se puede encontrar el alimentos vegetales como la soja o el germen de trigo, en la carne, lácteos y pescado azul. Además, existen muchos productos enriquecidos en omega 3 como el pan, las margarinas, la pasta y los zumos. Ácido linoleico conjugado La carne de animales rumiantes, la leche y los derivados lácteos son los principales alimentos ricos en ácido linoleico conjugado, CLA. Se trata de un tipo de ácido graso que resulta beneficioso para la salud, en concreto se le atribuyen al CLA propiedades anticancerígenas, sobre todo en tumores de estómago, colon, próstata y mama. Sin embargo, el consumo natural de este ácido graso resulta bastante moderado en la dieta occidental, situándose por debajo de los niveles recomendados para que resulte efectivo. Es por ello que podemos encontrar una amplia gama de productos enriquecidos en CLA. |
