Hay nerviosismo. Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y no hay un minuto que perder, debe pensar el equipo de José López Orozco. Ayer tocaba comparecencia tras la junta de gobierno semanal y, después de despachar en dos minutos una orden del día tan breve como insulsa, Luis Álvarez se puso de nuevo el traje de portavoz. Tras una semana escasa de descanso después del tormento de la huelga de basura, dio estopa al PP, al de Lugo y al de Santiago, hasta quedarse a gusto. E insólitamente, en agosto y por la tarde, la Xunta devolvió. En una nota de prensa enviada a los medios de comunicación a las siete de la tarde, la delegada del Gobierno gallego en Lugo, Raquel Arias, quiso dejar claro que la Xunta de sectarismo nada. Y que el gobierno local «ningunea» las inversiones de la administración autonómica para tapar la «errática xestión de Orozco».
La pelea empezó porque
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