Llega el calor a las terrazas lucenses

Terraza con infrarrojos en Augas Férreas, ayer por la tarde. pepe álvez
photo_camera Terraza con infrarrojos en Augas Férreas, ayer por la tarde. pepe álvez

Los ciudadanos de cualquier país nórdico, con inviernos realmente extremos, hacen más vida social en la calle que los lucenses entre noviembre y marzo. Una de las razones es que por ahí arriba los espacios están mucho mejor más preparados y tomar un café en una terraza con varios grados bajo cero en el exterior puede llegar a ser confortable.

Eso es lo que buscan conseguir algunos hosteleros lucenses, que empiezan a dotar sus terrazas de sistemas calefactores.

Alberto García fue uno de los pioneros, hace ya varios años, en el hotel Jorge I. Los aperitivos previos a los banquetes no eran lo mismo en un espacio cerrado ni tampoco a la intemperie, así que decidió preparar una especie de porche con estufas de butano. «Haberá dez anos, pero hai tres engadímoslle un sistema eléctrico colgado na cuberta e conseguimos que o ambiente sexa moi agradable», explica el empresario.

Las estufas de gas -propano, generalmente- es un sistema al que recurren algunos restaurantes de ceremonias desde hace años, casi siempre para los aperitivos, como La Palloza, pero ahora empieza a verse también en terrazas de cafeterías y pubs.

A Cova da Meiga, en Campo Castelo, y As Landras, en Augas Férreas, fueron de los primeros en la ciudad y, al menos en el segundo caso, la satisfacción es alta. «Temos unha setas de propano dende hai tres anos. Esta tempada aínda non os sacamos porque estamos reparando unha, pero funcionan moi ben, dan moita vida», explica la encargada, Rosa Méndez.

Pese a estar bajo un soportal, la terraza cuenta con un toldo, para acotar la altura y así mantener mejor el calor. Al principio también tenía cortavientos, pero el Concello exigió su retirada por tratarse de un espacio comunitario. Los propietarios de la cervecería tenían permiso de los vecinos, pero no sirvió de nada, lamenta Méndez. «O Concello vai ter que revisar iso, sobre todo agora que vai quedar prohibido fumar en espazos pechados», apunta la encargada de As Landras, que asegura que una bombona aguanta tres días de siete de la tarde a doce de la noche y llega para tres mesas.

La prohibición de los cortavientos es un problema con el que coinciden otros hosteleros, como Tomás Troncoso, encargado de la cervecería Cook, también en Augas Férreas. Este local dispone de un sistema de focos infrarrojos desde la primavera pasada que se reveló muy eficaz por las noches. «No verán a xente aguanta moito máis na terraza, pero agora vemos que o problema é o vento, porque hai días que pode co calor que dan os focos», explica.

Los infrarrojos tienen un radio de varios metros y, aunque el consumo no es bajo, Troncoso no duda de que para un negocio de hostelería es rentable. «O sector estase empezando a dar conta de que funciona porque a xente prefire a sensación de estar tomando algo ao aire libre que dentro dun bar». Y aún lo será más, opina, a partir del 2 de enero, cuando sólo sea posible fumar en espacios abiertos.

La ampliación de la ley antitabaco es una de las principales preocupaciones de la hostelería en este momento. Hay empresarios que ya han empezado a buscar sistemas para hacer más confortables las terrazas exteriores, como el propietario del mesón O Castelo, en la Rúa Nova, que baraja la compra de mantas térmicas. Los modelos que ha visto no le convencen por lo incómodos y trabajosos que resultan, pero en las próximas semanas buscará mejor producto en países con más experiencia, como Alemania.

Otros hosteleros, en cambio, dudan de la efectividad de sistemas calefactores para las terrazas si éstas no son totalmente cerradas. «Eu o venres ceei nunha en Roma. A noite era moi fría, pero estaba pechada e tiña tarima, algo fundamental porque o frío entra polos pés. Estábase moi ben, e a xente saía fumar fóra, como en todos os locais», explica el propietario del Jorge I y del Mesón Alberto, que cree que es lo que acabará sucediendo en España. «Eu penso que hoxe xa é maioría a xente que non fuma. Eu no mesón encho antes esa zona que a de fumadores», asegura.

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