Liñares y Gesto amañaron el contrato de la fábrica de la luz un año antes

Interior de la fábrica de la luz. (Foto: Xesús Ponte / AEP)
photo_camera Interior de la fábrica de la luz. (Foto: Xesús Ponte / AEP)

Francisco Fernández Liñares ya habría visto el negocio de la energía hidroeléctrica incluso antes de ser nombrado en 2008 presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño. De hecho, la jueza Pilar de Lara sospecha que el político, en colaboración con su socio Miguel García Gesto, habría amañado el concurso para la rehabilitación y aprovechamiento energético de la antigua fábrica de la luz de Lugo, un contrato que en 2008 fue adjudicado a la empresa asturiana Inca, con la que el empresario lucense tenía un acuerdo firmado en 2007 para hacerse con el 50% de los beneficios en caso de lograr la concesión.

Las conversaciones telefónicas entre Liñares y García Gesto grabadas durante la investigación del caso Pokemon, así como los documentos y contratos hallados en los registros ratificarían la teoría de que ambos socios no solo querían sacar beneficio de una instalación que Inca iba a gestionar durante 38 años, sino también con la construcción de minicentrales eléctricas en el río Eo, en Ribeira de Piquín, así como en el Miño, a la altura de la parroquia lucense de Ombreiro. Para su explotación, se había constituido la empresa Noroeste Generación de Energía, en la que García Gesto cedía a Liñares el 20% de los beneficios como pago por unos trabajos y una «inestimable colaboración» con la firma, una labor en todo caso incompatible con su cargo en la Confederación Hidrográfica.

En «connivencia» con funcionarios y políticos

La investigación considera que Liñares logró amañar el concurso de la fábrica de la luz «en connivencia con funcionarios administrativos y autoridades políticas del Ayuntamiento de Lugo».

Además, se concluye que el Concello sabía que detrás de Inca estaban Liñares y García Gesto, a raíz de una conversación entre los socios en la que Liñares dice que el alcalde le preguntó por el contrato.

PROBLEMAS
El «decretazo» de las primas a las renovables echó por tierra los proyectos

La línea de negocio energética abierta por Liñares y García Gesto, que ya eran socios en la explotación de la publicidad de los autobuses urbanos en varias ciudades, entre ellas Lugo, se vio truncada por lo que llegaron a calificar como el «decretazo». Hablaban así al referirse al decreto-ley que aprobó el Gobierno de Rajoy a principios de 2012 y que acababa con las primas a las energías renovables.

La rentabilidad de la fábrica de la luz quedaba entonces en el aire y los socios hablaron en varias ocasiones de ello en las conversaciones grabadas.

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