Las tres hermanas que sufren esclerosis tuberosa sonreían ayer de felicidad al degustar el primer yogur en mucho tiempo, después de haber recibido un carro de la compra de un lucense anónimo que se lo llevó hasta su casa.
Laila, Sara y Sofía -de 18, 9 y 2 años- padecen, desde que nacieron, una enfermedad congénita que les causa una degeneración progresiva hasta el punto de que la mayor ya está en la última fase de la enfermedad y, por lo tanto, está casi ciega, sorda y, prácticamente, inválida, además de sufrir un retraso mental.
Varios lucenses se acercaron ayer hasta el domicilio de esta familia para ofrecer su ayuda, tanto en forma de comida como de donativos en metálico.
La madre de las pequeñas, Naima, asegura que llegó a emocionarse con estas muestras de solidaridad que dieron los lectores de El Progreso tras conocer la dramática situación que atraviesa esta familia. «Lloré mucho cuando recibí la ayuda. Las niñas se pusieron muy contentas cuando vieron los yogures y el queso, que les encantó. Una de ellas me preguntó si venía chorizo también. Nos trajeron aceite, macarrones, salsa de tomate, zumos, yogures, pan y latas de atún y de sardinas. Llenamos la nevera», afirma la madre de las pequeñas, que agradece todas estas muestras de solidaridad aunque insiste en que lo mejor todavía sería que o ella o su marido encontrasen un trabajo.
Naima afirma que se quedó muy sorprendida de la reacción de los lucenses que se acercaron hasta su casa, en Galegos, para ofrecerle, incluso, dinero. «Vino un hombre y nos dio 50 euros. Nos vino muy bien porque precisamente hoy (por ayer) teníamos pensado ir a junto de mi cuñada a que nos prestara dinero para poder pagar la luz», comenta.
Una lectora de este periódico abrió, por otra parte, una dirección de correo, [email protected], para reunir donativos para esta familia.
