La crisis económica ha hecho estragos en la calidad de vida de los ciudadanos y provoca situaciones desesperadas con consecuencias nefastas para la sociedad, como el aumento de los robos. Y entre la multitud de sectores afectados por los saqueos se encuentra la chatarra, un conjunto de metales de desecho con los que se pueden llegar a alcanzar pingües beneficios.
El portavoz de la comandancia de la Guardia Civil de Lugo, Orencio Pérez, explica que esta actividad delictiva no tiene una incidencia desmesurada en el cómputo de delitos de la provincia lucense. «Sin embargo», apunta, «no es menos cierto que como consecuencia de la crisis económica y el paro se ha producido en los últimos años un repunte de las sustracciones de chatarra en general, con especial incidencia en aquellos metales cuya compraventa resulta más rentable, como es el caso del cobre».
El robo de este material se ha disparado en el último quinquenio y a pesar de que parece estabilizarse continúa preocupando, ya que se trata de un material atractivo para los ladrones por su elevada demanda y su gran rentabilidad. «Su precio se ha revalorizado en los últimos años debido a la gran demanda de los países en vías de desarrollo. Actualmente», aclara, «dependiendo de la calidad del cobre, su precio fluctúa entre los tres y los siete euros por kilo». Esta cantidad dobla lo que se paga actualmente por otros metales como el aluminio, el plomo, el acero o el bronce.
La mayor parte del material robado, tal y como revelan las investigaciones de la Benemérita, tiene como destino el continente asiático.
Aumentan los controles en los centros de reciclaje
Las fuerzas de seguridad incrementaron el número de inspecciones realizadas en chatarrerías y centros de gestión de residuos metálicos. Además, la Guardia Civil lleva ya un año utilizando un nuevo sistema que establece que los centros de recepción del material están obligados a comunicar cada uno de sus registros de entrada y salida, de modo que los agentes obtienen en tiempo real el movimiento del cobre en el mercado.
La mayoría de las sustracciones de cable de cobre en zona urbana afectan al alumbrado público. El inspector Manuel Yanes -en la imagen- explica cómo los ladrones intentaron robar el pasado año en las farolas de un parque próximo a Paulo Fabio Máximo. La Policía pilló a tres jóvenes y los detuvo
