Las piezas no estarían protegidas como Bien de Interés Cultural

Dos visitantes del Museo observan el Carnero Alado. PEPE TEJERO.
photo_camera Dos visitantes del Museo observan el Carnero Alado. PEPE TEJERO.

En el caso de la colección de Álvaro Gil parece que se dieron por descontadas tantas cosas, que al final está todo por hacer. Solo desde el interés de las administraciones competentes se puede explicar que piezas de altísimo valor arqueológico e histórico como estas ni siquiera tengan la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC).

 
Un BIC, según lo define la ley de patrimonio, es cualquier inmueble u objeto de interés artístico, histórico, arqueológico, etnográfico o científico que haya sido declarado como tal por la administración competente. Es decir, es preciso que se incoe un expediente razonado y específico, algo que todavía no se ha realizado por parte de la Xunta en este caso. De hecho, hay una asociación que lo ha solicitado hace unas semanas, pero todavía no ha habido respuesta.
 
Esa ley de patrimonio gallega sí protege en estos momentos el legado de Álvaro Gil como BIC, pero solo porque adquiere automáticamente esa consideración cualquier obra u objeto que forme parte de la colección de un museo. Sin embargo, muchos aspectos de la ley gallega de patrimonio está todavía por desarrollar o se han quedado obsoletos, lo que ha derivado en que, según la interpretación mayoritaria, si uno de esos bienes abandona el museo que lo alberga y no ha sido declarado específicamente como BIC, pierde tal protección.
 
 

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