''Las matemáticas ayudan en la vida, incluso en la emocional''

Adolfo Sánchez Valenzuela, ayer en el IES Lucus Augusti. (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Adolfo Sánchez Valenzuela, ayer en el IES Lucus Augusti. (Foto: Xesús Ponte)

Ha puesto su empeño en divulgar el estudio de las matemáticas y desterrar la mala fama que se ha ganado esta asignatura. Miembro del Centro de Investigación en Matemáticas de México, Sánchez Valenzuela ofreció ayer una conferencia en el IES Lucus Augusti.

Invitado por el programa A Ponte de la Universidade de Santiago, Sánchez Valenzuela ofreció la conferencia ‘Hay simetría en todas partes... hasta en los sudokus’, una exposición práctica y muy participativa que cautivó al auditorio.

Esta conferencia es fruto de su empeño en divulgar la matemática...

Sí, forma parte de un grupo de conferencias que no sólo he preparado yo, sino que me han ayudado colegas del Centro de Investigación en Matemáticas y también alumnos, algunos muy interesados en hacer un programa institucional de divulgación de las matemáticas, en tratar de promover el gusto por esta materia y sobre todo en llegar a los niños y también a los padres de familia. El asunto es que la de Matemáticas tiene esta fama de ser la asignatura más difícil.

Sí, no parece tarea fácil quitarle esa fama a las matemáticas...

Seguramente es la forma de contar las cosas. Los matemáticos tenemos esa fama de tratar de ser siempre rigurosos, precisos, poner todos los símbolos, hablar con toda propiedad. Pero nosotros creemos que se pueden hacer muchas cosas sin ser así de riguroso y transmitir la idea de forma amable, sencilla y amigable, que a la gente le quite el miedo.

¿Se precisa entonces una labor de investigación sobre cómo hacer llegar la matemática a la gente?

Hace falta mucha voluntad de parte de los profesores de Matemáticas por darse cuenta de que lo fundamental es que los chicos aprendan a pensar. No importa que luego vayan a hacer Historia, Literatura, Medicina, Derecho.... La matemática es una oportunidad para organizar tu pensamiento, y la organización del pensamiento no tiene que ser fórmulas, ecuaciones...

¿Con qué objetivo se dirigen a los padres?

Porque los padres igual que algunos maestros, en México por lo menos, no entienden muy bien la matemática como para explicársela a sus hijos y es muy común escuchar a los padres decir: ‘A mí en Matemáticas siempre me fue mal, nunca lo entendí’. Estamos hablando de grados de escolaridad y poblaciones cualitativamente diferentes, en España casi todo el mundo está muy bien escolarizado en comparación con México, allí vemos alumnos cuyos padres no terminaron la educación secundaria, es difícil entonces que expliquen a sus hijos o quitarles de la cabeza que la matemática es difícil. No, la matemática es divertida, es entretenida, no es difícil, sólo hay que entenderlo y se puede entender muy fácilmente. Tratamos de aproximar las cosas de una manera sencilla, hacerlo accesible a los padres para que luego ayuden a los hijos.

Quizás en España la escolarización es mejor, pero hay muchos padres que han huido de las matemáticas en cuanto han podido y se ven en una situación parecida...

Exactamente. Mucha gente huye de las matemáticas; donde quiera que no haya matemáticas ahí se van. El problema creo yo se da entre los nueve o diez años hasta los diecisiete. Ese período es crítico. Si tienes buenos profesores en este período, que logren hacer que tú digas ‘ah, ya entendí’, ese ‘ah, ya entendí’ es como una droguita. Buscar una explicación a las cosas de una manera matemática está muy bien, pero eso se logra cuando los profesores de Matemáticas nos hacen ver que están vivas, que están para que te diviertas con ellas, que juegues con ellas. Cambiar la mentalidad de los profesores es muy difícil, que dejen de darlo acartonadamente, como una serie de fórmulas, como recetas de cocina. La matemática no se hace así. Hay que mirarlas con otro enfoque, con ingenio, incluso diría con sensibilidad de artista o de poeta. o yéndose al otro extremo, como de mecánico de coche, o avión, hay que ensuciarse un poco las manos, meter las manos al motor, mover aquí, sacar allá... Hacer eso en los cursos de matemáticas es fundamental.

¿Cómo cree que sería ese mundo ideal al que aspira, en el que las matemáticas se entendieran desde la infancia como algo divertido? ¿Cómo cree que serían esos adultos? ¿Tendría algún efecto en otras cosas?

Claro, estructurar tu pensamiento de forma más organizada, más rigurosa, más metódica, que tengas un buen acomodo de las ideas te va a ayudar en la vida, yo creo. Te va a simplificar la vida de muchas maneras. Incluso en tu vida emocional, te ayudará a separar lo que es esencial de lo que es un vicio que traes allá adentro. Me pasa mucho que vienen mis alumnos a contarme sus problemas sentimentales y a veces les doy ejemplos de teoremas o de algo que les dije en clase, que separen algún pensamiento con el que ya se enviciaron. Por ejemplo, me cuentan: ‘Siempre me dice cosas molestas’, eso es solamente notación. Yo creo que te ayuda, nos ayuda a ser mejores en todos los sentidos si podemos pensar más claramente.

¿Cómo puede una persona que ha abandonado las matemáticas retomar ese contacto?

Hay libros de divulgación, con diferentes grados de sofisticación. Yo escribí uno, con una astrónoma mexicana muy conocida, Julieta Fierro, que se llama ‘Cartas astrales’. Es una novela de un chico que estudia Matemáticas y una chica de bachillerato que está por decidir que estudia. El libro es un pretexto para ir platicando cosas de la Física y de la Matemática a un nivel suavecito. Como ese hay muchos. Hay otros más sofisticados, como ‘Gödel, Escher, Bach’, y hay otros muchos. La mejor receta es leer lo que te llame la atención, lo que te va interesando.

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