Las esterilizaciones de mujeres duplican a las de hombres en Lugo

Un equipo médico realiza una operación ginecológica  (Foto: AEP)
photo_camera Un equipo médico realiza una operación ginecológica (Foto: AEP)

Un total de 191 pacientes se sometieron el año pasado en el complejo Xeral-Calde a un procedimiento de esterilización. El doble de mujeres (125) que de hombres (66) recurrieron al sistema público para hacerse con un sistema contraceptivo definitivo, la mayoría de las cuales optaron por la ligadura de trompas (98).

La práctica totalidad de las que recurrieron a ese procedimiento lo hicieron asociado a una cesárea (94), esto es, se aprovechó la intervención para hacer la ligadura tubárica, que precisa anestesia general y hospitalización.

Sin embargo, desde el 2009 las pacientes del área lucense cuentan con otro sistema de contracepción definitiva que no necesita ingreso. El Xeral fue pionero en Galicia en contar en su cartera de servicios con el Essure, una técnica endoscópica ambulatoria, que se hace en un breve espacio de tiempo y que permite a la paciente retomar su vida normal el mismo día de la intervención. El pasado ejercicio fueron 27 las mujeres que se sometieron a él.

Eugenio Paz, jefe de servicio en funciones de Ginecología del Xeral y el primero en practicar el Essure, recuerda que la introducción de ese procedimiento vino impulsada por el interés en hallar una fórmula propicia para afrontar la amplia lista de espera de ligaduras que existía y, al mismo tiempo, asumir una elevada presión asistencial de mujeres cuyas patologías precisaban un ingreso, de forma que la ocupación de camas del servicio era alta. Indica que se reunió a un grupo amplio de mujeres que aguardaban para someterse a la intervención para explicarles en qué consistía la nueva técnica y se abrió una nueva lista con las que aceptaron cambiar de procedimiento, para el que Paz sólo ve ventajas.

Señala que el objetivo es el mismo que el de la ligadura, la obstrucción de las trompas para impedir la fecundación del óvulo. A diferencia de la ligadura, no necesita incisión y en muchos casos ni siquiera anestesia. El ginecólogo introduce por la vagina y el cuello del útero un tubo óptico de grosor mínimo, de forma que le permite la localización de la trompa y la colocación del implante, una especie de muelle minúsculo que, tres meses después de la intervención, obstruye definitivamente la trompa.

«Es preciso que durante tres meses la mujer utilice otro tipo de método anticonceptivo. Ese puede ser el único inconveniente con respecto a la ligadura, que no tiene una efectividad inmediata. Pasado ese tiempo se le hace una ecografía para confirmar la obstrucción y ya es un método definitivo», dice.

El procedimiento cuenta con lista de espera que, según destaca Paz, se aligerará con rapidez una vez que, con el traslado al nuevo hospital, el servicio cuente con más consultas. En la actualidad, por problemas de espacio es preciso utilizar un quirófano para la colocación del implante, ya que no son suficientes las consultas para asumir la actividad habitual y las esterilizaciones. Previsiblemente, una de las consultas del Lucus Augusti se dedicará a Essures.

El perfil de la mujer que busca un sistema contraceptivo definitivo es, según indica el ginecólogo, el de una persona «de 30 a 38 años y con una vida reproductiva satisfecha, con dos o más hijos». Paz reconoce que cuando una mujer joven sin hijos desea esterilizarse, se le aconseja «esperar y recurrir a otro método temporal, que hay muchos muy efectivos y cómodos», ante la posibilidad de que pueda cambiar de idea más adelante.

Vasectomía

Sin embargo, la edad del hombre que recurre a la anticoncepción definitiva es más baja. El urólogo del Xeral José Picallo señala que, según su experiencia, oscila entre los 25 y 35 años. También se trata de una persona con hijos, aunque en caso de no tenerlos el servicio suele pedir que acuda a una consulta de Psicología para corroborar la firmeza de su decisión.

«En general, debe ser una decisión que tome una pareja. Para los estudios de fertilidad siempre acude la pareja y, por tanto, parece razonable que para abordar una esterilización también lo haga y que ambos estén de acuerdo», indica el urólogo.

El proceso precisa de anestesia local, pero es rápido y sencillo, según Picallo. En unos 30 minutos ha finalizado y, tras un breve periodo de observación, se envía al paciente a casa. Al igual que el Essure, no se trata de un método de eficacia inmediata. «A los tres meses o treinta eyaculaciones, lo que llegue antes, se le hace al paciente un espermiograma para comprobar que ya no hay presencia de espermatozoides y, por tanto, puede considerarse un método definitivo. También así se comprueba que no se ha producido una recanalización espontánea, que, en realidad, es una posibilidad muy remota. Nosotros no hemos tenido ningún caso en el que haya ocurrido», apunta el doctor Picallo.

Contracepción: ¿Quién debe hacerlo?

A tenor de las cifras, cuando se trata de un método de contracepción definitivo es la mujer la que toma la decisión, aunque el hecho de que la gran mayoría lo haga asociado a una cesárea, ya sea urgente o programada, puede ser la causa de esa mayoría femenina en las esterilizaciones.

Por comparación, gana en comodidad para el paciente la vasectomía frente a la ligadura tubárica, aunque el Essure, al ser una técnica que se realiza en consulta, resulta finalmente la más sencilla.

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