La sonrisa del imputado

Un detenido, tapado y con esposas (Foto: EP)
photo_camera Un detenido, tapado y con esposas (Foto: EP)

Los políticos que hacen el paseíllo de la plaza de Avilés hacia los juzgados de Lugo llevan casi siempre la sonrisa en el rostro, posiblemente para dar sensación de una fingida tranquilidad ante el trance. Tanto es así que llama la atención quien no se ríe, como por ejemplo la teniente de alcalde de Ordes, que declaró ayer en la operación Pokemon. Iba muy seria y por extraño resultaba más convincente.

Si partimos de la base de que a la Justicia se le debe un respeto, quien acude a testificar debería entrar serio, como Urdangarín en los juzgados de Palma. Serio, trajeado y estirado. Con los políticos no es así. Se reía Francisco Camps de oreja a oreja, como Bárcenas. Pero no hay que irse tan lejos, porque hay muchos por estos lares que enseñan la dentadura cuando acuden ante las juezas.

El exalcalde de Ourense Francisco Rodríguez -aunque este tendría motivos si sabía del fiestón que le iban a organizar sus compañeros con ron y ginebra-, Gerardo Conde Roa o Ángel Curras son otros ejemplos de hilaridad injustificada ante las cámaras a las puertas del edificio judicial.

Curiosamente el rostro cambia cuando se pasa de imputado a detenido, y más aún a detenido con esposas. El exconcejal santiagués Albino Vázquez Aldrey o el exalcalde de Castro de Rei llegaron con los grilletes y maldita la gracia que les hizo. Nadie explicó porque en estos casos sí y en otros no, pero a todas luces parece una medida exagerada.

Risas aparte, en el fondo del debate sigue estando la exposición al ojo público de las personas que son objeto de investigación. Los medios de comunicación parecen más cautelosos con las personas anónimas, que aparecen muchas veces de espaldas deliberadamente. Los políticos, sin embargo, salen en los medios siempre que son llamados, hasta cuando se trata de nimiedades o de investigaciones incipientes. Eso sí, con su amplia sonrisa.

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