Mientras el abogado de oficio que está llevando la defensa del conocido como el violador del estilete presentó ayer en el juzgado de instrucción número 1 de Lugo un recurso para que sea excarcelado, los investigadores rastrean el teléfono móvil de Félix Vidal Anido para comprobar si el pasado miércoles al mediodía se encontraba de vuelta a Meira, como asegura él, o en Augas Férreas, en donde tuvo lugar el asalto a una mujer cuando entraba en su domicilio.
Tal vez el rastreo del teléfono móvil pueda aportar luz a este caso, algo que no podrán hacer las cámaras de video de la estación de autobuses de Lugo porque no están orientadas para grabar a los pasajeros. Unas vigilan a los vehículos que se encuentran en las dársenas y otras las puertas de entrada a las taquillas de las diferentes empresas.
TRANQUILIDAD. Las mujeres de Pol ya hacen tareas solas
Los vecinos de Pol están «más tranquilos» desde que Vidal Anido está recluido en una celda de Bonxe porque temían que reincidiese, según aseguró ayer el alcalde de este municipio, Lino Rodríguez.
Un recluso que en 30 años nunca fue sancionado por mal comportamiento
A Félix Vidal Anido no le ha costado adaptarse a volver a estar privado de libertad. Ha pasado entre rejas más de la mitad de sus 50 años de vida. En el centro penitenciario de Bonxe, en donde se encuentra desde el pasado sábado, se comporta como un recluso más. En las más de tres décadas en las que estuvo confinado en varias prisiones españoles por las brutales agresiones sexuales que cometió nunca fue sancionado por mal comportamiento.
