La Organización Meteorológica Mundial estudia el clima con datos de Rozas

Los datos que se recogen en el observatorio que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) tiene en Rozas (Duancos, Castro de Rei) forman parte de la ingente cantidad de información que se maneja a nivel mundial para estudiar la evolución del clima.

Junto a los existentes en Peinador (Vigo) y A Coruña, el observatorio de Rozas forma parte de una red mundial de estaciones que intercambian información entre sí. Los datos se pueden consultar en tiempo real desde diferentes partes del mundo, explica el delegado de la Aemet en Galicia, Francisco A. Infante.

Las razones de que el observatorio lucense esté integrado en esa red de primer nivel son varias, pero se resumen en el hecho de que cumple todos los requisitos que establece la Organización Meteorológica Mundial (OMM). «Es un observatorio modélico», asegura Infante.

Por un lado, está situado en una zona que sigue siendo bastante virgen. No hay fuentes de contaminación cercanas y es un terreno alto y bastante desprotegido.

Además, la estación cuenta con personal —como en Peinador, A Coruña, Pontevedra y Ourense, aunque los dos últimos no son observatorios de la red principal— y, sobre todo, tiene estadística climatológica desde 1945.

«La utilidad del observatorio de Rozas es muy grande. La información que genera sirve para labores de vigilancia y seguimiento del clima y también para alimentar nuestros modelos de predicción numérica. Además, al ser un observatorio de referencia, se utiliza para calibrar las estaciones automáticas que tenemos por el territorio (doce en la provincia de Lugo) cuando se producen desviaciones », explica el delegado de la Aemet en Galicia, que insiste en que se trata de un observatorio «de mucha calidad».

La estación cuenta con numerosos equipos automáticos, pero prácticamente todas las mediciones son dobles. Se hacen también manualmente porque, en contra de lo que pueda parecer, el margen de error suele ser menor, aunque en algunos casos la razón es que no se dispone de aparatos, explica Julio Pedreira, que ocupa una de las tres plazas de observador con que cuenta la estación, aunque una está sin cubrir y la persona que ocupaba la otra fue trasladada temporalmente a otro centro.

La cantidad de lluvia caída, la presión y la temperatura son algunos de los parámetros que se miden de las dos formas, por lo que si no hay vigilancia  presencial quedan igualmente registrados. Otros aspectos como la altura y el tipo de nubes existentes o el tiempo presente no queda más remedio que observarlos manualmente, aunque no en todos los centros es así. En los situados en los aeropuertos la visibilidad es un factor primordial por lo que se  utilizan los llamados pinchanubes, explica Pedreira.

En condiciones normales, en el observatorio de Rozas se harían partes meteorológicos cada tres horas, pero la falta de personal hace que no siempre sea así y que se ponga especial atención a los tres momentos más importantes del día: la mañana, el mediodía y la tarde, detalla Infante. Con todo, debido a la automatización de procesos, de los parámetros básicos (temperatura, humedad, presión y viento) hay registro constante y se pueden consultar prácticamente en tiempo real.

Para hacer los partes, los trabajadores anotan todos los valores, los introducen en una aplicación informática que los procesa y luego pasan los resultados al libro del observador y los envían por correo electrónico a la central de la Aemet, en Madrid. 

Barómetro y barórafo para la presión
Casi todas las mediciones que se hacen en el observatorio de Rozas son dobles. En el caso de la presión, se utiliza barómetro de mercurio y barógrafo

Tanque vaporímetro con termómetro
Además de parámetros comunes, se estudian otros, como el agua evaporada por metro cuadrado y su temperatura máxima y mínima.

Temperatura en suelo y subsuelo
Se mide la temperatura en el subsuelo, con un sensor, y a cinco centímetros de la superficie, y por la mañana se observa si está seco o si hay escarcha.

La humedad se mide con cabellos
Una garita alberga varios aparatos para medir temperaturas máximas y mínimas, temperatura real y humedad. Para esto último se utiliza un termohidrógrafo, que lleva cabellos humanos.

Un pluviógrafo registra el agua caída
El agua caída se mide con pluviómetro y con pluviógrafo (tubo metálico de la imagen) que registra los datos en una banda. El depósito lleva un sistema de autovaciado.

Un heliógrafo en desuso pero muy apreciado
Hasta hace unos años las horas de sol diarias se medían con un heliógrafo con una lupa y una banda de papel especial que se iba quemando. Ya no se usa, pero llama la atención a los visitantes.

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