La mitad de los colegios concertados de Lugo recurren a los padres para equilibrar sus gastos

La mitad de los centros educativos concertados de la capital lucense piden a las familias de los escolares que hagan aportaciones económicas que les ayuden a sufragar los gastos de mantenimiento del centro. Sus responsables aseguran que se ven obligados a hacerlo porque las partidas que la Consellería de Educación destina para el funcionamiento de estos centros no llegan para cubrir los gastos. En la mayoría de los casos, se ha fijado una cuota para esa aportación; aunque los centros indican que se trata de una donación voluntaria y que no hay obligación de satisfacerla si la familia no puede.

El representante en Lugo de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza-Titulares de Centros Católicos (FERE-CECA), Juan Manuel Buján, director del colegio de los Padres Franciscanos, indicó que en el centro que regenta no se desarrolla esa práctica, pero entiende que otros lo hagan dado lo "escaso" de las partidas que la Consellería de Educación aporta para gastos de mantenimiento. "El coste estimado del puesto educativo está muy por debajo del coste del puesto real", explica Buján, y lo que ingresa la Xunta "no es suficiente", indica.

La administración autonómica se hace cargo de los salarios de los docentes y añade además una partida para gastos de mantenimiento. Ésta, según Juan Manuel Buján, "hay años que no se revisa o que la actualización se hace en un 1%".

Los centros que no piden la aportación son el colegio Cervantes —el único concertado laico—, el Divino Maestro; los Padres Franciscanos y la Milagrosa.

El colegio San José no lo hacía hasta ahora, pero esta misma semana reunió a los padres para solicitar una aportación voluntaria de veinte euros al mes por alumno, que sería de 30 euros en caso de dos hermanos escolarizados y 35, si son tres, según señalaron padres de alumnos. Este diario intentó ponerse en contacto ayer con la dirección del centro para que explicara la medida, sin éxito.

Sin embargo, la iniciativa del San José no es nueva. El colegio Maristas-La Inmaculada recibe como aportación voluntaria 47 euros cada dos meses por cada alumno. En este caso, su director, Teodorino Aller, señala que el consejo escolar —encargado de supervisar las cuentas — presentó a principios de enero un informe que cifraba el déficit anual en 60.000 euros. Las cuentas no cuadran, indica Aller, y si esta diferencia "no la pagaran los padres no habría ni calefacción", explica.

Voluntario
La directora del colegio María Auxiliadora, Corona Nieto, también comparte esta idea. "El mantenimiento es caro, y lo que da la Xunta no llega, así que las familias colaboran, pero no todas. Es voluntario y algunas no lo hacen". Nieto admite que se fija una cuota —en este caso es de 18 euros—, "pero si no pueden dar eso, dan lo que puedan y no pasa nada", aclara.

En Lugo también recibe aportaciones de las familias el colegio Divina Pastora, que ingresa en dos pagos alrededor de 120 euros anuales por alumno. Esta cantidad incluye el seguro y material.

Estas aportaciones figuran como contribuciones desinteresadas al centro, por lo que se les aplica una deducción del 25% en la declaración de la renta. Los colegios expiden anualmente los correspondientes certificados para que las familias puedan justificarlas ante Hacienda.

A mayores, algunos centros concertados pasan una cuota anual en concepto de material, que varía entre los 40 y los 70 euros; así como por asesoramiento religioso y psicológico. Otros optan por ofrecer servicio de librería y de equipamiento de vestuario —como la ropa para hacer deporte—, y contribuir con estas ganancias a cubrir los gastos.

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