La matrícula en Formación Profesional aumentó en un 16 por ciento desde 2008

En tiempos de crisis, la Formación Profesional se erige como una vía rápida para encontrar empleo. Visto así podría parecer la panacea para que muchos jóvenes salgan de la bolsa del paro. Y así debe de ser. Los alumnos que estudian algún módulo de FP comprueban cómo, en cuanto acaban sus estudios, muchos se quedan ya en las empresas donde hacen las prácticas y otros se apuntan a distintas demandas de empleo que proliferan entre los titulados.

Eva María Barreira Oseira, por ejemplo, no se lo pensó dos veces y tampoco está arrepentida. Tiene 34 años, dos hijos (de 14 y 3 años) y vive en Vilalba. Este curso todos los días cogió su coche y asistió a clase al IES Politécnico. De nueve menos cuarto a dos y cuarto y dos días a la semana, a mayores, de cuatro y cuarto a siete menos cuarto.

Fue duro, pero ahí está. Le convalidaron las prácticas durante sus muchos años de cuidadora de mayores y poco le queda para tener en sus manos el título de técnica en cuidados auxiliares de enfermería.

«Vin facer este ciclo para ter unha titulación relacionada co traballo que facía. Por exemplo, para poder entrar a traballar nunha residencia de anciáns. E esta titulación vai ser necesaria a partir do ano que vén», explica Eva.

Esta alumna del IES Politécnico volvió a coger los libros dieciséis años después de haberlos dejado cuando acabó COU. Tan descontenta quedó entonces de los estudios que no se planteó ni hacer la selectividad.

A partir de ahí, trabajó en una fábrica de ropa y, sobre todo, cuidando a mayores, en ayuda a domicilio.

Eva hizo varios cursillos de ayuda a domicilio y, de hecho, tiene certificados en casa, pero no eran suficientes. Debía tener un título y apostó por matricularse.

«Por cursos que fagas, esto non ten nada que ver. Esta é unha formación completa a todos os niveis, unha formación que podes aplicar á realidade», afirma.

Eva tiene que aprovechar todas las horas del día para poder sacar sus estudios. Además de las clases, ha de ocuparse de sus hijos y de la casa y, por ello, no se puede poner a estudiar más temprano de las diez de la noche.

«Estou cansa porque, ás veces, boto entre dúas e tres horas, e teño unha casa detrás. Pero estou contenta, aproveitei para cobrar o paro durante estes meses e facer isto. Agora, co título, ata podo presentarme a unha oposición», cuenta Eva.

Por lo general, la Formación Profesional se elige, no se impone. Eso supone una predisposición por parte del alumno para el estudio que no existe en otras enseñanzas.

Dicha circunstancia, unida a un alto índice de empleo, influyen en el aumento de matrícula en estos estudios que se detecta en los últimos años. Así, por ejemplo, en Lugo creció el alumnado en un 16 por ciento en los últimos tres cursos, sumando en la actualidad un total de 3.231 estudiantes de FP en la provincia.

La rama más solicitada, a nivel gallego, es administración y gestión, seguida por la de sanidad, electricidad y electrónica, transporte y mantenimiento de vehículos e informática y comunicaciones.

Diego Muñoz Saavedra es informático en Cruz Roja. Tiene 29 años y dos ciclos superiores de FP: desarrollo y aplicaciones informáticas y administración de sistemas informáticos, en el IES Muralla Romana (antiguo A Piringalla).

Su 10 como nota media en este último ciclo le reportó un Premio Extraordinario de FP a nivel nacional. Ahora retomó los estudios universitarios de Informática, que dejó plantados durante dos años para dedicárselos a la FP, Los ciclos le facilitaron el regreso a la universidad.

«En aquel momento, decidí dejar la universidad y matricularme en FP porque me parecieron más interesantes los ciclos que lo que estaba dando en la facultad. Ahora, en cambio, cuando ya acabé, decidí matricularme por la Uned y veo que los conocimientos adquiridos en la FP son aplicables en la carrera», cuenta Diego Muñoz.

Este ex alumno no tiene más que palabras de reconocimiento hacia la FP, sobre todo por resultar muy práctica.

«Debería estar más valorada porque la FP está mucho más orientada a nivel profesional que la universidad. En la facultad, se da más teoría, especialmente en matemáticas», cuenta Diego.

Cristina Torres Varela tiene 20 años y está haciendo un ciclo superior de Educación Infantil en el IES Politécnico. Hizo el Bachillerato y, en lugar de ir a la selectividad, optó por quedarse en FP. No se arrepiente.

«Sempre me gustou moito coidar nenos pequenos, e sendo mestra tocaríame dar clase en Primaria. Ademais, Maxisterio son moitos anos e este ciclo de Educación Infantil faise en dous anos», comenta Cristina.

A esta joven de Friol no le importa que su sueldo, una vez terminado el ciclo, sea más bajo que el de una maestra. Le puede la vocación.

«Claro que vou cobrar menos, pero non me importa. A min non me gratificaría o mesmo dar clase a nenos maiores que estar cos máis pequenos», explica.

César Modia Lage está haciendo un ciclo superior de proyectos de construcción. Llegó a la FP después de suspender la selectividad. Pretendía hacer Ingeniería de Obra Civil. No pudo ser, pero en cuanto acabe el ciclo se plantea retomar la selectividad y la carrera.

«Matriculareime se non teño traballo. Creo que o ciclo me convalidaría vinte créditos. A verdade é que me está gustando moito porque é unha rama que me gustou desde sempre. Ademais, hai moita xente que ten un ciclo e chégalle de sobra para vivir porque gaña 1.000 e pico euros», dice César.

Su titulación le permitirá trabajar como ayudante de arquitectos. «Non podemos asinar proxectos de construción de vivendas, pero si os facemos», aclara César, que asegura que en la FP «tes que estar continuamente estudando, pero moi difícil non é».

Comentarios