La limpieza del Miño afianzará especies invasoras, según los investigadores

Orilla del río junto al puente de la carretera de Santiago (Foto: SEBAS SENANDE (aep))
photo_camera Orilla del río junto al puente de la carretera de Santiago (Foto: SEBAS SENANDE (aep))

La Confederación Hidrográfica Miño-Sil anunció el mes pasado que llevará a cabo una limpieza de las márgenes y el lecho del Miño entre la desembocadura del río Narla y el puente de la carretera de Santiago que preocupa y exaspera a investigadores como Pablo Ramil Rego, botánico del Instituto de Biodiversidade Agraria (Ibader) y miembro del Comité Español de Reservas de Biosfera. Las tareas previstas, que incluyen desbroces y la apertura de un sendero paralelo al río, contravienen las normas más elementales de lucha contra las especies invasoras. «Hay sitios en Galicia que ya han perdido diversidad por este tipo de limpiezas», aseguró.

«El Miño en su cuenca alta es uno de los ríos con más diversidad de Europa, pero así la vamos a perder en diez o quince años», explicó el investigador en relación a esta actuación y a la gestión de las especies invasoras que realiza la Confederación Hidrográfica. Ramil Rego asegura que el simple hecho de proponer una «limpieza» demuestra una falta de conocimiento técnico de este ámbito. «Nos retrotrae al siglo XVIII, hoy se habla de control, erradicación o de mitigación, porque hay especies que va a ser imposible eliminar completamente», aclara.

El anuncio de la Confederación especifica que «la degradación que sufren las márgenes del río Miño en la zona debido a la maleza y a la proliferación de especies invasoras hace necesaria la ejecución de una serie de actuaciones de limpieza, desbroce y acondicionamiento tanto del lecho del río como de sus márgenes».

«Es una barbaridad», señaló el investigador, que apunta que los desbroces contribuyen a eliminar la vegetación autóctona e impedir que se refuerce en la relación de competencia con la foránea que, en muchos casos, es resistente a estas prácticas porque está muy pegada al suelo.

Tampoco es éste el mejor momento para realizar este tipo de intervención, puesto que debe hacerse antes de la floración y de que se esparza la semilla, «si es después ya no sirve para nada», como es el caso.

Pablo Ramil es contrario también a que se abran sendas -como está previsto en esta ocasión- paralelas al río, porque son una importante vía de penetración de las especies invasoras, a través del paso constante de paseantes o ciclistas, que pueden ayudar a dispersarlas. En este sentido, es partidario de que se aprovechen los caminos rurales para hacer paseos o alejar las sendas del río. Señala, además, el alto coste de mantenimiento que tienen las vías muy próximas, ya que se inundan cada año y hay que arreglarlas constantemente, como sucede con el Rato, un regato con escasa diversidad biológica, asegura Ramil.

Un plan riguroso de control de especies invasoras requiere, según indica, un estudio biológico exhaustivo e individualizado de cada especie que incluya también sus vías de entrada y los factores que determinan su expansión. Su erradicación debe hacerla personal especializado que se asegure de que se elimina la planta sin perjudicar a las especies autóctonas. Además, periódicamente hay que hacer revisiones para comprobar si es necesario volver a intervenir porque rebrotan.

Pablo Ramil asegura que existen directivas marco que establecen protocolos claros de conservación y gestión de cuencas fluviales que «suponen una ruptura total con métodos anteriores», explica este investigador. España se ha sumado al desarrollo de estas directrices, pero actuaciones de este tipo contradicen totalmente el espíritu de estas líneas.

Plan de Cuenca

Pablo Ramil también se muestra disconforme con el Plan Hidrológico de Cuenca que prepara la Confederación Hidrográfica. Según este investigador, «muestra una deficiencia muy grande en datos e información por no ser capaces de establecer relaciones con grupos de investigación porque hay muchos estudios al respecto y no se recogen», indica. Según señala, la lista de especies invasoras no es exhaustiva, ni se tiene en cuenta el grado de presencia de cada una.

Los datos también son deficientes en otros aspectos, apunta. No aparecen los humedales ni se recogen las turberas presentes en el entorno del río, e incluso los límites son incorrectos.

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