La zona de Ombreiro es sin lugar a dudas un enclave privilegiado. La naturaleza conserva su estado más puro y las aguas del Miño convierten la zona en un remanso de tranquilidad a escasos kilómetros de la urbe, caracterizada precisamente por todo lo contrario.
La mayor parte de los lucenses se dejaron caer en algún momento por la isla de esta parroquia, custodiada por el refugio de pescadores y rodeada por uno de los ríos más ricos de la provincia. Sin embargo, en los últimos años, muchos visitantes pudieron comprobador cómo la zona -y especialmente el puente colgante que da acceso a ese punto- sufrían un deterioro considerable.