En otra constatación más de la máxima lucense de que el San Froilán lo hace el buen tiempo, la ciudad recuperó ayer el aroma de los días grandes, de esos en los que los que el Concello se marea contando participantes. Sin las exageraciones de otras jornadas, las calles del centro y el ferial volvieron a ser difíciles de transitar y el público respondió animoso a todas las propuestas de animación organizadas para la jornada.
Las pulperías y muchos restaurantes volvieron a registrar colas y en las mesas, las terrazas y la calles la gente se multiplicaba en grupos, tanto familiares como de amigos, con evidente presencia de
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