La falta de inversión lastra la conclusión del cinturón verde de Lugo

El dinero, la falta, parece ser el obstáculo para completar el parque del Miño en la desembocadura del Rato, un espacio de unos 31.000 metros -algo así como cuatro estadios Ángel Carro- con zarzas de varios metros que hay que atravesar por un estrecho y maltrecho sendero para enlazar con el parque del Rato. O a la inversa.

El acondicionamiento de esta zona es un objetivo desde hace años. Uno de esos proyectos que cada cuatro años vuelve a la picota y del que estos días se vuelve a hablar con motivo de una iniciativa del PP para que la Diputación ayude a la compra de esos terrenos y el Concello haga la traída y llevada playa fluvial. No hay dinero, dicen, por lo que a lo máximo que se aspira es a conseguir una franja de tres metros. Para el proyecto completo se necesitarían 1,5 millones, según el gobierno local.

Con miles de familias con el agua al cuello, el acondicionamiento de espacios naturales a lo mejor no es una prioridad, pero un zarzal en pleno cinturón verde de la ciudad llama la atención. Sobre todo porque en tiempos de abundancia tampoco se apostó por culminar el que fue el primer gran parque periurbano, hecho en tiempos del alcalde García Díez.

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