La experiencia cambia al bipartito

Bao y Orozco, revisando papeles ayer en el despacho de la alcaldía. (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Bao y Orozco, revisando papeles ayer en el despacho de la alcaldía. (Foto: Xesús Ponte)

No firmaron el acuerdo el 22 de mayo de 2011, pero el pacto entre socialistas y nacionalistas estaba cantado. El PSOE necesitaba estabilidad para un mandato que presentía difícil y el BNG, presencia institucional. Casi un año después, sus protagonistas se muestran satisfechos. Es lo que dicen y lo que transmiten, con independencia de que su postura en algunos temas no sea la misma -«somos dous partidos diferentes», afirman- y que algunas decisiones de gobierno «gusten máis ao PSOE e outras, a nós», afirma el primer teniente de alcalde, el nacionalista Antón Bao.

El alcalde, José López Orozco, y su primer teniente aseguran que el pacto beneficia a los lucenses y que se nota en el día a día, aunque no esconden que era la opción que también les convenía a ellos. Bao recalca que en el BNG la decisión fue asamblearia, como todas, dice, y Orozco asegura que su partido no le pidió ninguna explicación, como sí hizo cuatro años antes, cuando optó por gobernar sin el BNG. «Daquela tiven que explicalo, pero entendeuse», dice.

El alcalde asegura que tuvo claro desde el primer momento que el pacto «non era obrigatorio, pero era moi convinte. Vendo como estaba a situación económica era bo ter un goberno estable», afirma. Y, probablemente, viendo cómo se presentaba la oposición, con fuerzas renovadas y dolorida por haberse quedado a las puertas de la mayoría absoluta.

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