El poder de convocatoria de la procesión de la Virgen de la Esperanza quedó confirmado ayer, de nuevo, con un centro verdaderamente abarrotado y auténticos problemas para encontrar un hueco con buena visibilidad.
La temperatura agradable sacó a la gente a la calle, de forma que, a la hora de la procesión, se mezclaron con naturalidad devotos, curiosos, turistas y familias de paseo que esperaron a ver pasar la Virgen antes de regresar a casa. Aunque es habitual que este paso cuente con muchísima afluencia, este año resultó característica la presencia de muchos niños, algo que no sucedió en el pasado cuando la lluvia aguó parte del recorrido.
Desde pasadas las ocho fueron muchos los lucenses que tomaron posiciones en algún punto del recorrido para contemplar el paso, siendo el más demandado la puerta de la iglesia de A Nova. Muchos de los que lograron situarse allí, no recorrieron con la Virgen el resto del trayecto sino que permanecieron en el sitio hasta su regreso, ya que la salida y entrada de la Esperanza en el templo es uno de los momentos más emotivos y de los favoritos de los fieles.
Una compañía del Arsenal de Ferrol renovó en el Ayuntamiento su vínculo con Lugo, que se remonta a 1954
«No concebimos no venir a Lugo en un día como hoy. Hoy Lugo es puerto de mar». Así resumió ayer el vicealmirante Manuel Garat el vínculo de la Armada con Lugo, que se remonta a 1954. La Armada es hermana mayor de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza desde su fundación y los militares viajaron a Lugo como cada lunes de Semana Santa para arropar a la hermandad en su día grande.
